Empresas argentinas fijaron un mapa de prioridades a la hora de implementar estrategias que les permitan mantenerse competitivas frente a otros empleadores e impulsar su negocio
En 2024 ocho de cada 10 empresas se enfocarán en el bienestar de sus colaboradores. Así lo revela la encuesta de ManpowerGroup, que plantea cuáles serán los impulsores clave de las estrategias de Recursos Humanos.
La investigación “Tendencias laborales” armó un top five de los aspectos que más les preocupan a las empresas a la hora de planificar sus prioridades estratégicas de Recursos Humanos para este año. Entre los aspectos más destacados se encuentran:
- Bienestar de los colaboradores (81%)
- Reclutamiento para puestos calificados (74%)
- Optimización de la fuerza laboral (70%)
- Políticas de trabajo en la oficina (69%)
- El reto de la recesión (65%)
“Nuestra investigación destaca la necesidad de continuar poniendo el bienestar en el centro de nuestras estrategias empresariales. Un equipo saludable y motivado no solo es más productivo, sino que también contribuye significativamente al éxito general de la organización”, afirmó Gustavo Aguilera, director de Talent Solutions y People & Culture de ManpowerGroup Argentina.
Según el especialista, “los líderes deben brindar un entorno de escucha activa y ampliar las políticas tradicionales para mejorar la salud física y mental y construir resiliencia”.
Los desafíos que tendrán que enfrentar las empresas están relacionados con las transiciones hacia la Inteligencia Artificial (IA) y la Tecnología (58%). En línea con esto, la investigación plantea que, cuando las organizaciones consideran funciones que requieren conocimientos de IA, surgen tres desafíos recurrentes:
- Creación de nuevos puestos de trabajo originados por la IA (77%)
- Formación del personal para aprovechar la IA en sus funciones (31%)
- Definición de roles que pueden aprovechar las ventajas de la IA (22%)
Asimismo, los empleadores estiman que todas las habilidades técnicas tendrán que cambiar al menos en un 54% para adaptarse a prácticas más sostenibles, ya que las competencias actuales en materia de sustentabilidad son las menos adecuadas para la transición ecológica.
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