El año pasado, en una sorprendente y trascendental decisión, la Justicia de Córdoba anunció la subasta de los derechos y acciones de la icónica marca “Trulalá”, emblemática en el universo del cuarteto cordobés.
Este hecho, que ha dejado perplejos tanto a seguidores como a detractores, marca un giro inesperado en la historia de una de las bandas más reconocidas de la región.
La causa se originó a raíz de una demanda laboral que enfrentó la familia Cánovas, propietaria de la marca, con un ex empleado de apellido Márquez. La deuda generada por la sentencia vinculada al pago de la indemnización llevó a la justicia a embargar los derechos y acciones de la marca Trulalá, desencadenando su posterior subasta para cubrir los gastos generados. Este evento crucial se desarrolló el pasado 21 de junio del año 2022.
La cifra con la que arrancó la subasta fue de aproximadamente 11.629 pesos. Tras este anuncio, la banda experimentó un inesperado proceso de reconfiguración, que marcó el fin de una era para Trulalá.
Este suceso plantea interrogantes cruciales sobre la propiedad intelectual y las posibles consecuencias legales en el marco de la ley de propiedad intelectual de Argentina. Queda evidenciada la fragilidad de los derechos asociados a marcas y nombres artísticos.
La marca Trulalá, conocida como la universidad del cuarteto y un referente cultural en Córdoba, se vio en el epicentro de un proceso legal que generó repercusiones de gran alcance. La familia Cánovas, heredera del imperio del cuarteto, enfrentó la pérdida de todos los derechos sobre el nombre Trulalá, un golpe que va más allá de lo financiero, afectando la identidad y la historia de la banda.
Víctor Hugo Bailotti, el martillero encargado de la subasta, destacó que esta situación permitiría a la familia Cánovas reinventarse bajo una nueva marca. Sin embargo, la pregunta que resuena es si esa libertad de creación y expresión será suficiente para llenar el vacío dejado por la pérdida de Trulalá.
La subasta de los derechos de Trulalá también plantea desafíos para la propiedad intelectual en Argentina. ¿Están las leyes actuales preparadas para abordar situaciones tan singulares como esta? ¿Cómo se equilibran los derechos de los artistas con las demandas legales y financieras que pueden surgir a lo largo de sus carreras? Estos interrogantes son cruciales en un momento en el que la industria musical y cultural se encuentra en constante evolución.
El caso de Trulalá, además, destaca la importancia de contar con una estrategia legal sólida en la gestión de derechos de propiedad intelectual. Las bandas y artistas, independientemente de su renombre, deben ser conscientes de los riesgos y desafíos legales que pueden surgir en el transcurso de sus trayectorias. La subasta de Trulalá podría marcar un precedente que reverberará en la industria cultural argentina y, posiblemente, más allá de sus fronteras.
En conclusión, la subasta de los derechos de Trulalá es un recordatorio elocuente de la complejidad y la volatilidad de la propiedad intelectual en el panorama artístico. Este evento pone de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda sobre la protección legal de las creaciones artísticas y su impacto en la identidad cultural de una región.
La historia de Trulalá podría ser un llamado de atención para todos los actores en el mundo de la música, subrayando la importancia de salvaguardar, los derechos de los activos intelectuales, no solo desde un aspecto financiero sino también el legado cultural que estas marcas representan.
(*) Agente de la propiedad industrial
(**) Abogada. Agente de la propiedad industrial