La OIT plantea el aliento del consumo como salida a la crisis. Cincuenta por ciento de los países ha ajustado sus salarios para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores más vulnerables.
La negociación colectiva y el salario mínimo, junto con políticas públicas activas, son las claves para lograr la distribución del ingreso.
Los coletazos de la crisis económica desatada en 2008 significan todavía un desafío para los gobiernos de todo el mundo. En lo relativo a salarios, el duro impacto que recibió en aquel momento la economía mundial se trasladó a los sueldos de los trabajadores. De acuerdo con el informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los trabajadores han sufrido graves pérdidas en su poder adquisitivo.
Así lo plantea el “Informe Mundial sobre Salarios 2010/11 – Políticas salariales en tiempos de crisis”, el cual revela que “doce de 28 economías avanzadas experimentaron una disminución en el nivel de salarios reales en 2008, y siete presentaron esta tendencia en 2009”.
“La recesión no sólo ha sido dramática para las millones de personas que perdieron sus empleos sino que también ha afectado a quienes mantuvieron sus trabajos, al reducir de manera drástica su poder adquisitivo y su bienestar general”, afirmó al respecto Juan Somavia, director General de la OIT.
Diferencias regionales
En términos generales, según el informe, a nivel mundial el crecimiento promedio de los salarios mensuales cayó de 2,8 por ciento en 2007 (antes del estallido de la crisis) a 1,5 por ciento en 2008 y 1,6 por ciento en 2009. Si se excluye China, el crecimiento de salarios bajó a 0,8 por ciento en 2008 y 0,7 por ciento en 2009.
La OIT señala, sin embargo, importantes variaciones a nivel regional en las tasas de crecimiento salarial. Mientras que el crecimiento de salarios disminuyó pero permaneció positivo de manera consistente en Asia y América Latina, otras regiones, como Europa Oriental y Asia Central, sufrieron una fuerte caída.
Las cifras del informe anual revelan que en América Latina y el Caribe “el crecimiento del salario real se redujo de 3,3 por ciento en 2007 a 1,9 por ciento en 2008 y 2,2 por ciento en 2009”, contra la pérdida de hasta cuatro puntos que presentaron los países desarrollados de Europa del Este y Asia Central. A partir de la lectura sobre sueldos que elabora el organismo internacional, resulta posible analizar que, en el marco de la actual recuperación de la crisis, urge devolver la capacidad adquisitiva a los asalariados para achatar la brecha social y favorecer la participación de los trabajadores de condición vulnerable -la proporción de trabajadores cuyas remuneraciones por hora son menos de dos tercios de la mediana salarial en todos los empleos- en el ingreso general de cada nación.
“El impacto general de la crisis en términos salariales a corto plazo debería ser analizado en un contexto de caída en la participación de los salarios en el total de ingresos a largo plazo, una creciente discrepancia entre crecimiento de la productividad y salarios, y una extensa y creciente desigualdad salarial”, plantea la OIT.
Perspectivas para 2011
Una de las soluciones que ensaya el informe para revertir los efectos negativos de la crisis desatada en 2008 es el aliento del consumo, esquema que es aplicado hoy en Argentina acompañado de un modelo industrial de corte exportador.
“El ritmo de la recuperación dependerá, al menos parcialmente, del alcance que los hogares le darán a sus salarios para consumir lo que la economía mundial produzca”, plantea la OIT.
En esa línea, el informe revela que “existe la necesidad de una mejor articulación entre salario mínimo y políticas sociales y laborales” para fortalecer el proceso de recuperación económica.
“El desafío para los formadores de política es lograr un equilibrio y apuntar a un nivel de participación de los salarios y distribución de los ingresos que eleve al máximo la demanda agregada y también se traduzca en trabajos decentes para todos”.
Asimismo, la OIT destaca el rol de los sindicatos y las paritarias como herramientas esenciales para alinear nivel de sueldos, capacidad adquisitiva y productiva de los trabajadores. “En países donde la negociación colectiva cubre a más de 30 por ciento de los empleados y los salarios mínimos reducen la desigualdad en la mitad inferior de la distribución salarial, existe un mayor alineación entre salarios y productividad”.
De allí que la OIT concluya que “la negociación colectiva y el salario mínimo, junto con políticas de ingreso correctamente formuladas, pueden levantar los ingresos de los trabajadores durante la recuperación”. Para tenerlo en cuenta.