lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La cruda verdad (The ugly truth) de las ODR

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Por José Francisco Arce * exclusivo para COMERCIO Y JUSTICIA

Quienes vimos la película “La cruda verdad” (Robert Luketic, EEUU, 2009) podemos dar cuenta de la importancia de decir las cosas sin tanta vuelta, como se ven por el ojo común de la experiencia. Aquí no sé si llegaremos a la verdad, pero me inclino a escribir y a decir las cosas como no se dicen habitualmente y poder traer un poco de claridad. 

Lo que conocemos como resolución de disputas en línea u ODR (siglas de online dispute resolution) son intentos de mejorar o innovar todo o alguna parte del proceso de los métodos de resolución de disputas que conocemos, especialmente negociación y mediación. ¿Cómo? mediante alguna tecnología de la información o comunicación (TIC) que permite básicamente, o automatizar procesos (sistema que haga todo el papeleo administrativo, como una secretaría virtual) o recolectar y/o procesar información mejor de lo que lo hacemos los humanos (por ejemplo, un software que reconozca expresiones faciales o identifique estados de ánimo por la voz dándonos esa información al instante; o estadísticas de nuestros casos). Punto aparte es si realmente nos dará un resultado que sirva o que sepamos qué hacer con él; personalmente, no creo haya muchas personas hoy en condiciones de decirlo. 

¿Qué tan fácil es hacer o incorporar estas innovaciones tecnológicas? Si hablamos de automatizar procesos, hay tutoriales en YouTube que -con tiempo y práctica-, pueden ser útiles. Para innovar como lo estamos viendo en otros ámbitos, se necesita tiempo y dinero. Hoy el boom de la inteligencia artificial (IA) parece ser la salvación, pero: ¿Usted dispone (o conoce a alguien que disponga) del dinero y el tiempo que invierten Google o Facebook para el desarrollo de estos sistemas “Inteligentes”? ¿Podría usted, experto en este ámbito, dar argumentos (para convencer) de por qué alguien tendría que invertir en estas innovaciones? Empezamos con algunas complicaciones, ¿verdad?

Lo que hoy vivimos en mediación y TIC son los procesos que conocemos, pero ahora en plataformas digitales (Zoom, Meet, etcétera). No hay innovación, nada raro, éstas sólo son el canal para comunicarnos. Y para hacerlo aún más claro, ¿Conoce usted a alguien que pueda asegurar que el uso de estas plataformas ha hecho más efectivo el proceso o el resultado de nuestro trabajo en mediación? 

Usted estará pensando: pero sí existen sistemas “inteligentes” aplicados a la mediación u otros métodos. Si claro, los hay disponibles y muchos en desarrollo, pero nuevamente ¿usted puede nombrar al menos uno que pueda servirle en su trabajo diario? ¿Puede explicar cómo realmente funciona? Los que conoce, ¿podría pagarlos? Las respuestas las charlamos en los comentarios de este artículo.

Entonces, no pudiendo evitar el entorno digital, seguramente usted se preguntó: “¿qué tanto debo saber de informática?”. Bien, he recibido varios comentarios de personas que han hecho cursos de ODR y resultan desilusionadas porque termina siendo una especie de curso básico/intermedio de informática. Mi comentario es que si estas personas hubiesen sabido qué es ODR, no se habrían desilusionado, porque eso es justamente lo que hicieron: un curso para usar las plataformas que permiten llevar adelante los procesos de mediación. Personalmente no creo que se necesite más que eso en esta instancia. 

Otro tema que resulta llamativo son los usos de acrónimos o siglas, por si fuera poco, en otros idiomas. Claro, ahorrar en lenguaje suena cool, pero es justamente lo que debemos cuidar y no economizar, ya que trae claridad en las personas en general (las partes). Asimismo, las siglas, sobre todo en otro idioma (o el uso de anglicismos) traen confusión, cada persona lo interpreta con lo que tiene, como puede. ADR, ODR y todo lo que empiece con “e” (como e-mediación) no ayuda a un entendimiento real de lo que va a pasar. Decirlo en castellano (castellanizar) muchas veces es una buena opción, por ejemplo, en vez de e-mediacion podemos decir mediación con ayuda de nuevas tecnologías o con ayuda de plataformas digitales. Eso es el rol de las TIC hoy, ayudan en el proceso.

En este sentido, creo es necesario reflexionar sobre la importancia de mejorar como humanos en nuestra profesión, pero entender que las TIC no son el único camino, ni quizás de donde vendrán a corto plazo las mejoras para nuestro trabajo diario como mediadores, ya que no hay ahora a disposición aquellas que ayuden a mejorar o aumentar nuestras capacidades humanas. Los sistemas inteligentes son y serán de capitales privados y usados en su beneficio; mientras tanto, sólo seremos usuarios cautivos de plataformas de video conferencia (también privadas) que nos permiten hacer lo que ninguna máquina hará mejor (esperemos): mediar entre seres humanos.

Estimado lector, la calidad y el resultado de la mediación no depende (sin desconocer su importancia) si sabe qué significa Ctrl C o Ctrl V, sino de la experiencia y de sus habilidades en las herramientas comunicacionales. Como he mencionado anteriormente, ser mediador es un camino de formación continua que incluye las tecnologías, pero no cometamos el error de pensar que éstas van a suplir nuestra falta de destrezas, que son las verdaderas protagonistas. 

Finalmente, hasta que las tecnologías avanzadas estén a nuestro alcance y podamos valorar si realmente valen la pena, la cruda verdad es que si decide pagar por un curso de ODR o uno de informática básica, va a ser lo mismo (hasta puede aprender solo). 

(*) Abogado especializado en mediación. DPO – Data Governance

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