Y un día el sol salió por el oeste y Wuhan, que estaba en la otra punta del planeta, estaba aquí, al lado, cerquita. Pero pensamos: “nosotros no comemos murciélagos”; ninguna hipótesis alcanzó para devaluar la tan mentada omnipotencia criolla, pero cómo, ¿no teníamos a Maradona, Messi y al Papa argentino? Y si…pero ¿en qué nos ayuda en esta situación?
Parece que somos humanos, sufrientes, vulnerables y contagiados como cualquier otro habitante de este ancho y largo mundo. Que las imágenes que veíamos de gente caminando por China, Rusia, Italia, España, con barbijos, llegó para quedarse. Nosotros también por 9 de Julio y Rivera Indarte, por la avenida Colón, en nuestra área peatonal, parecemos seres de otras galaxias, con barbijos, máscaras y litros de alcohol. Desconociendo a quien transita a nuestro lado o nos cruza en la calle o la vereda, aunque sea un vecino o un amigo.
Primero nos invadió la sorpresa, luego el miedo ocupó su lugar y unos y otros navegamos entre el desconcierto, la sobreinformación, la resiliencia y todo lo que nos sirva para intentar no morir solos en una sala de terapia intensiva.
Y nosotros, los mediadores, los que estábamos acostumbrados a ir a trabajar a un lugar físico, con gente preocupada por sus problemas, a la que les dábamos la mano, nos enfocábamos en la escucha activa, con el empoderamiento de las partes, con la gestión de las emociones, con la empatía, con el lenguaje gestual, ¿que nos pasó?
También en un principio nos invadió la incertidumbre, la desazón, la angustia, por haber perdido un modo de trabajar muy querido y muy internalizado por años.
Los más jóvenes o más entrenados en el manejo de lo informático pudieron acomodarse rápidamente a las audiencias virtuales, los otros esperaron un tiempo, tratando de aprender nuevas formas de mediar y un tercer grupo emigró, decidió que la modalidad virtual no se condescendía con su manera de ser y vivir esta profesión.
Algún veterano mediador me dijo: “Nos cambiaron demasiado las reglas y estoy muy grande para aprenderlas”. Pero alguna respuesta hay que dar a esta contingencia sanitaria-social; las personas siguen teniendo conflictos civiles, familiares, vecinales, a los que hay que responder y entonces se habilitó la mediación virtual.
Así, las instituciones que regulan esta actividad implementaron cursos y talleres para consensuar modos de trabajar on line reemplazando los encuentros presenciales.
Algunos otros mediadores piensan que esta nueva normalidad vino para quedarse, como tantas otras cuestiones relacionadas con esta pandemia; otros anhelan los tiempos en que volvamos a mirar a los ojos a las partes, a que podamos escuchar las narrativas connotadas de emoción, que podamos percibir el gesto de los abogados de aprobación o desaprobación de una propuesta, de hacer el pasilleo -cuando pasamos rápido a una audiencia privada- para desempantanar una negociación.
Sólo el tiempo nos dirá cómo seguiremos. O, quizás por ser trabajadores de posturas intermedias, -ni blancos, ni negros: grises-, podamos en un futuro acceder a ambas formas de interactuar. Es decir, que coexistan ambas modalidades: las audiencias de mediación presencial y la virtual, según los temas, las elecciones que hagan las personas o los abogados o nosotros, los mediadores.
Somos parte de ese universo de trabajadores que intentan dar respuestas lo mejor que se pueda con lo que hay. Lo creativo, como opuesto a lo estructurado, también forma parte de nuestro perfil profesional. También es momento de una cuota mayor de comprensión de todos los operadores de la justicia, de las personas en general, acerca de que “estamos aprendiendo nuevas formas, nuevos sistemas, nuevos recursos” para brindar lo mejor de nosotros mismos en esa construcción de uno de nuestros grandes lemas: construir paz, una mejor convivencia social.
(*) Lic en Comunicación Social – Mediadora
Apreciada Colega, magnífica mirada de la realidad planteada por esta situación y los desafíos que implican sus diversos impactos no sólo el los profesionales sino en las instituciones y en la sociedad misma.
Muchísimas gracias. Excelente.
Muy buen artículo! Preciso, descriptivo, alentador. Fresco y ameno! Quien no se siente identificado con lo q tan bien relata la autora? Felicitaciones!
Excelente artículo. Todas las profesiones que dependen del contacto personal como eje esencial, estan siendo profundamente afectadas.