La Corte Suprema de Justicia rechazó un recurso de queja de Giselle Rimolo, contra la condena a nueve años de prisión que se le dictó por ejercicio ilegal de la medicina, entre otros delitos, por lo que la ex pareja del conductor radial y televisivo Silvio Soldán debería volver a la cárcel a cumplir el resto de la pena.
Con la firma del presidente Ricardo Lorenzetti y la de los ministros Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, la Corte declaró “inadmisible” el planteo de la defensa.
En 2012, el Tribunal Oral en lo Criminal Siete (TOC 7) condenó a Rímolo por “estafa, hurto, tráfico de mercaderías peligrosas para la salud, ejercicio de la medicina con promesa de curación, defraudación en la calidad de las cosas, defraudación por contrato simulado y falsificación documento privado”.
La mujer tiene problemas psiquiátricos, según documentación presentada por sus defensores.
Reseña
En 2016, la sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por los jueces Alejandro W. Slokar, Ángela E. Ledesma y Pedro R. David, rechazó los recursos interpuestos por la defensas de Mónica Cristina María “Giselle” Rímolo y de su hermano Fabián Jorge Alberto y ratificó la condena.
En su voto, el juez Alejandro W. Slokar, que lideró el acuerdo, afirmó que “el ocultamiento de la calidad y combinación del medicamento suministrado configuraba un peligro para los pacientes que consumían aquellos compuestos medicamentosos y la ignorancia acerca de la naturaleza de lo que se consumía elevaba ese peligro, por no conocerse la causa de las complicaciones efectivamente ocasionadas por las drogas suministradas”. La mujer fue condenada a la pena de nueve años de prisión por ejercicio ilegal de la medicina, 70 estafas y tráfico de medicamentos peligrosos para la salud y por el homicidio culposo de Lilian Stella Díaz, en tanto que su hermano fue condenado por los delitos de estafa y tráfico de medicamentos peligrosos para la salud, reiterado en 70 ocasiones a la pena de cuatro años de prisión.
“Clínica”
La mujer dirigía en el barrio porteño de Belgrano la clínica llamada “Cidene”, dedicada a tratamientos nutricionales para el descenso de peso. Se trataba de un establecimiento que atendía gran cantidad de pacientes, cobrando considerables sumas de dinero.
Según se comprobó, los pacientes eran inducidos a creer que Rímolo era médica, puesto que aquella aparecía en programas radiales y televisivos y era presentada como “doctora”, en tanto que en la clínica vestía un delantal con un bordado que decía “Dra. Rímolo”.
Además, se instruía al personal de la clínica para que la llamaran de esa forma y exhibía en su consultorio diplomas que solamente una profesional médica podía obtener, llegando incluso a cobrar una tarifa mayor por la consulta con ella que la correspondiente a la atención con otro integrante del personal.