Así lo reveló Elena Espinal, la profesional argentina pionera en la creación y aplicación del coaching ontológico, en el marco de su visita a Córdoba para presentar su libro Ecología del porvenir, una mirada ontológica para el diseño del futuro.
“El coaching es la herramienta del siglo XXI que se dedica a la búsqueda de aprendizajes, impulsa una revalorización del ser humano como ser que elige, y propone que la realidad no se viva leyendo lo que pasa afuera sino a través de nuestra manera de observarla”.
Así explicó a Comercio y Justicia Elena Espinal, pionera en la creación y aplicación de la cultura del coaching ontológico, en el marco de su visita a Córdoba para presentar su libro Ecología del porvenir, una mirada ontológica para el diseño del futuro, evento organizado por la consultora Creación y Fundación APC Argentina.
“El coaching se da en conversaciones íntimas, profundas, donde el cliente puede escucharse en su manera de pensar. Muchas veces se sorprende y genera cambios extraordinarios”, aseguró la profesional argentina que reside en México, donde administra su empresa, Team Power.
“La propuesta es comprender cómo nuestra manera de observar nos conducirá por un sendero exitoso, hasta descubrir las posibilidades históricas y de diseño que pueden generar el asombro, la conexión, la posibilidad y la construcción de la paz”, agregó Espinal.
Ella explicó cómo surgió su inquietud por escribir el libro: “En mi trabajo con empresas y oficinas de gobierno interesadas en planear el futuro observé el corto plazo, cómo la elección fundamental es basada en la necesidad de controlar el tiempo en el cual esas personas tendrían el poder. Me pareció importante mostrar cómo esta interpretación genera resultados reactivos y poca proyección de algo más grande. En general, queremos pensar en nuestro futuro como individual, y eso lleva a que éste compita y pelee con el de los otros. Los futuros compartidos son mucho más grandes y son espacio para que entren los proyectos de todos”.
¿Qué espacio se le da hoy a esta disciplina en los ámbitos empresariales, organizacionales y gubernamentales?
Muy grande. Creo que cada vez más. El coaching acompaña en el desarrollo, no es una herramienta de corrección de conductas o para completar faltas. Se basa en el compromiso profundo con el logro por parte del cliente, por lo que la acción está en sus manos. Los equipos coordinan mejor y pueden darse cuenta de cuándo sus estados de ánimo van contra el resultado. Creo también que devuelve la capacidad de soñar y de comprometerse con un sueño. Lo veo impactando además en la educación y en lo social, ámbitos en los cuales la comprensión de las culturas y subculturas ayudaría a respetarnos más, cuando hay diferencias.
¿Por qué ahora las empresas prestan atención a los estados de ánimo de su gente?
Porque los estados de ánimo nos pasan. No podemos crearlos o hacerlos desaparecer a propósito. Sin embargo, tiñen la relación y la posibilidad en la observación del futuro. Los estados de ánimo que llevan a la resignación hacen que miremos el porvenir reactivamente, necesitando defendernos, y no viendo posibilidad de logro. Los estados de ánimo que conectan con la ambición nos hacen sentir poderosos y queremos lograr más en el tiempo por venir. Hasta no hace mucho, se buscaba que la gente que trabaja en las empresas dejara sus emociones y sus estados de ánimo fuera de ella. Hoy podemos reconocer que las personas llegan completas y que la mayor parte de las decisiones tiene un fuerte componente emocional.
¿Cuáles son las principales preocupaciones con las que te encontrás cada vez que conversás con alguien?
Creo que el miedo al futuro, a no poder, a no tener, a no ser capaz. Vivimos en una cultura en la que el miedo es la base de nuestra vida y su respuesta es el control: una gran necesidad de controlar todo, hasta a otras personas. Estas preocupaciones muchas veces sacan a la gente de la posibilidad de vivir el ahora y disfrutar de lo que hay y está disponible.
¿Qué opinión tenés sobre el nivel de los coachs en Argentina?
Creo que son muy buenos. Que tienen buenas bases ontológicas y que la profesión se ha extendido en este país. Ya nadie duda del valor de un coach, al menos en los medios empresariales.
Futuro compartido
“En mi trabajo con empresas y oficinas de gobierno interesadas en planear el futuro observé el corto plazo como la elección fundamental basada en la necesidad de controlar el tiempo en el cual esas personas tendrían el poder. Me pareció importante mostrar cómo esta interpretación genera resultados reactivos y poca proyección de algo más grande. En general queremos pensar en nuestro futuro como individual, y eso lleva a que éste compita y pelee con el de los otros. Los futuros compartidos son mucho más grandes y son espacio para que entren los proyectos de todos”.