El debate histórico que enfrentó anoche a los dos candidatos a presidente que quedan en carrera de cara al balotaje del próximo domingo tuvo más sazón de la que se esperaba.
Empuñando guantes de box, Mauricio Macri y Daniel Scioli se lanzaron frases acusatorias y utilizaron el tiempo en echarse cosas en cara.
Esa sal y pimienta que apareció al principio fue desperdiciándose con el correr del tiempo y terminó por volver soso el discurso en cuanto a propuestas de campaña. Ninguno se dignó a explicar cómo, con qué herramientas y con qué recursos llevará a cabo cada una de las pocas propuestas que hicieron explícitas. Con frases que arrinconaban al otro, abundaron en cuestionamientos sobre hechos del pasado, que si bien importan en tanto y en cuanto habla de la ideología del candidato y sus posibles acciones, deja expuestos a ambos, y ninguno puede jactarse de resistir un archivo.
Creo que fue histórico, en cuanto a la oportunidad de enfrentamiento discursivo, aunque juzgo pobre el aprovechamiento de la herramienta. Mucha sal, mucha pimienta, poca carne en la parrilla. Igual, voto para que se perfeccione y se sostenga de cara al futuro.