Las familias compran varias unidades de los alimentos que consiguen y después intercambian con vecinos y familiares. La inflación anual en ese país ronda 61 por ciento.
Cada día más venezolanos recurren “por necesidad” a la vieja figura del trueque como mecanismo alterno y solidario para paliar la escasez y el desabastecimiento.
“Ahora, cada vez que voy a comprar traigo dos o tres productos extras de cada cosa que encuentro, no porque los quiera acaparar ni revender sino porque los intercambio con mi familia por otros que necesito y no encuentro”, dijo a la agencia ANSA Raiza Castro, una abogada de 35 años, a la salida de un supermercado en el norte de Caracas.
Conseguir algunos alimentos básicos -como leche, harina y pan- así como productos de higiene y aseo personal, medicamentos, autopartes, libros y electrodomésticos, se ha vuelto hoy un verdadero tormento en la vida del venezolano, quien además debe hacer largas filas por varias horas con la esperanza de encontrar los anhelados artículos.
“En mi familia optamos por los trueques. Yo por ejemplo llevo aquí arroz y manteca para cambiarlos con una de mis hermanas por papel higiénico y café, que me hacen falta”, explicó Castro.
Mercado negro de alimentos
La situación que se repite con más frecuencia en otras familias ha hecho resurgir el trueque como mecanismo solidario y estrategia ante el llamado “mercado negro” de alimentos y bienes que manejan los vendedores informales en las calles.
Los costos del mercado negro -cuentan los venezolanos- duplican los precios habituales, inclusive los de los productos regulados por la “ley de costos y precios justos”.
En Venezuela, la figura del trueque comunitario directo está establecida en el artículo 43 de la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, que lo define como “modalidades de intercambio de saberes, conocimientos, bienes y servicios con valores mutuamente equivalentes sin necesidad de un sistema de compensación o mediación”.
Asimismo, el Programa de la Patria -impulsado por el fallecido presidente Hugo Chávez y adoptado por el mandatario actual Nicolás Maduro como su plan de gobierno- contempla entre los objetivos la necesidad de “continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI como alternativa al modelo salvaje del capitalismo”.
De ahí que diversas organizaciones comunitarias y colectivas chavistas impulsen el trueque como “otra economía solidaria” que permite a las personas no sólo realizar el intercambio sin dinero sino también incentivar la producción de insumos necesarios para la población.
“Esta práctica representa un retroceso en la economía venezolana y es producto de los controles de precios, de cambio, de la falta de producción y divisas que registra la economía venezolana”, destacó -por el contrario- el economista Alexander Guerrero.
Una tradición venezolana
El fenómeno -agregó- “es una mirada a la crisis que tiene Venezuela cuyo nombre más indicado es el del empobrecimiento”. Guerrero recordó -por otra parte- que durante “el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989) y en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) hubo escasez.
Sin embargo, precisó, “en esos períodos no se vieron ni el trueque ni el mercado negro como ahora, que es por otro lado incluso estimulado por el propio gobierno”.
“Tanto el trueque como el mercado negro son figuras típicas de las economías distorsionadas que perjudican aún más a los consumidores que se ven afectados por el alto costo de la vida”, subrayó.
Venezuela marcó una inflación anualizada al pasado mes de mayo de 60,9 por ciento, según datos del Banco Central, que no divulgó el nivel de escasez de alimentos.
“Un país que recibe ingresos diarios de US$ 140 millones diariamente no está para que sus habitantes hagan trueque porque no se encuentra papel toilette, alimentos ni medicinas”, fustigó el diputado opositor Leomagno Flores, quien agregó que la “cruda realidad que vivimos los venezolanos obedece a que aquí se eliminó y se pisoteó la economía de libre mercado, que fue sustituida por la llamada economía de la revolución bolivariana socialista, la cual -a su vez- no sólo ha sido un fracaso sino que acabó con el aparato productivo del país”.