Cuando se reúnen escritores y lectores

Hay buenas cosas que van camino a convertirse en una grata costumbre.

El pasado sábado se realizó en la ciudad de Rosario el Segundo Encuentro Nacional de Lectores y Escritores. Tal como el primero, fue sin auspicios oficiales ni sponsors pero con mayores energías, incluso, que la vez anterior. Y pudimos constatar, por nuestro enviado oficial al evento, el crecimiento exponencial de la organización del encuentro.

Hay encuentros y encuentros. Las ferias del libro son vidrieras. O escenarios donde uno muestra la obra. Las presentaciones son monotemáticas respecto de determinada producción. Hay, por ello, cierta distancia entre el escritor y el lector.

Hay un dicho que expresa que los jueces hablan por sus sentencias. En el caso literario, es obvio que los escritores hablan por medio de sus libros. O, al menos, era así hasta no hace mucho.

Asistimos en el presente a toda una nueva generación de escritores y lectores respecto de los cuales el libro es un punto de partida, de encuentro y de intercambio enriquecedor de miradas.

Se trata de gente que se interesa, unos desde su óptica de lectores y otros de escritores, por saber la persona que “esconden” detrás del texto. De su lectura o de su escritura, según el caso.

Tienen como común denominador cierta devoción por las redes sociales. Tal vez por ello, reconocen el sentido y la importancia del contacto personal. Internet, Facebook, los grupos de lectura virtual o las páginas oficiales de los libros son para ellos un inicio y no un fin. Una forma de acercarse entre personas y no de esconderse tras la virtualidad. El mérito pertenece a un trío: María José “Majo” Zaldívar con su encanto, la siempre amabilísima Rosalía Giampieri y la metódica y carismática Silvina Feijóo.

Con el modo de estructurar el evento, ellas lograron un espacio de encuentro y diálogo informal, merienda de por medio, entre las dos puntas de la actividad literaria. A la cual sumaron otra como los editores con la presencia, entre otros, de la siempre vivaz y simpática Tamara Sternberg, de El Emporio Ediciones.
Hubo escritores de todos los géneros y enfoques aunque los novelistas y las mujeres ganaron por goleada. Desde ya con las disculpas por olvidarnos de alguno, podemos destacar las presencias de: Reyna Carranza, Graciela Ramos, Claudia Barzana, Fernanda Pérez, Silvina Ruffo, Mirta Iris Luján Fachini, Ana Emilia Moglia, Mariela Giménez, Carola Ferrari, Susana Biset, Ana María Cabrera, María Border, Brianna Callum y María Correa Luna, entre otras. Los novelistas varones contaron con las presencias de Javier del Ponte y Luis Carranza Torres (sí, ese que tiene a dúo una columna en este diario).

En medio de las idas y vueltas que tiene la cultura de nuestros días, que parece entremezclar el oro con el barro, se trata -a más de una muy feliz iniciativa- de uno de los hechos que, por concurrencia, contexto y frutos, se apunta a destacar en el contexto de la cultura real en el presente 2015. Un acto cultural sin fanfarria pero con mucha profundidad y acentuada humanidad. De esos que merece la pena marcar en la agenda para asistir en el próximo año. Cosa que ya hemos hecho.

* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas.
** Abogado. Magister en Derecho y Argumentación Jurídica.