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“Bajar la inflación a un dígito lleva entre cuatro y seis años”

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“Es lo que demuestra la evidencia empírica” de países que tuvieron durante largos períodos subas constantes por sobre 20%, como en Argentina. Cree que el Central se “encorsetó” con una meta “tan optimista”

Por Cecilia Pozzobon – [email protected]

Invitado a disertar en la reunión mensual de Consejo Directivo de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec), Juan Pablo Ronderos, economista y gerente de Desarrollo de Negocios de la consultora Abeceb, dialogó con Comercio y Justicia sobre la actual coyuntura y las políticas aplicadas por el Gobierno nacional y aseguró que “la evidencia empírica demuestran que bajar la inflación a un dígito” en un país como Argentina es un “proceso de entre cuatro y seis años”.

-Pasó el primer año de la gestión, estamos adentrándonos en el segundo trimestre y al Gobierno le falta cumplir algunas metas, sobre todo en materia de inflación…
-A fines del año pasado, el Gobierno había empezado a mostrar resultados en términos de desinflación, con números que permitían ser optimistas, con un porcentaje que empezaba a estar más cerca de 25% anualizado, incluso por debajo, en torno a 22%, que el Gobierno se había planteado como meta el año pasado. Pero en estos primeros tres meses -y seguramente en abril- se le escapó un poco ese logro, con datos bastante por encima de los que estaba buscando. Y eso más allá de la incidencia de los aumentos de tarifas, porque cuando uno analiza la inflación núcleo, se da cuenta de que el Gobierno no ha logrado bajarla de 1,7 ó 1,8% promedio en los últimos seis meses. Por eso el Banco Central reacciona con un aumento de la tasa, para mostrar que está comprometido en la baja de la inflación.

-Pero la suba de tasa ¿no va a afectar aún más el bajo nivel de actividad?
-La consecuencia de combatir la inflación es que la actividad va a crecer a un ritmo aún menor. La baja de la inflación se logra mediante el freno en la actividad. No hay muchas maneras de hacerlo. El problema es que el Gobierno pensó que esa batalla la iba a ganar el año pasado y el actual ya sería el año de la producción, y lamentablemente se encuentra con los datos de que las cifras de inflación son mucho más difíciles de reducir, con lo cual los esfuerzos de ahora van a reducir una actividad que ya tocó un piso en el segundo y en el tercer trimestre del año pasado, y que había empezado a mostrar una débil recuperación, bastante heterogénea -según los sectores-.

-¿Cuán responsables son los empresarios de que la inflación no baje?
-Yo creo que no hay culpables. La inflación en un país como Argentina, que ya lleva muchos años con niveles por encima de 20% y de 30%, requiere de procesos muy largos. Además, eso conlleva un proceso inercial muy difícil de romper. Todos tenemos parte de la culpa o responsabilidad, amén del resultado. Es decir, si está desacelerándose también es responsabilidad de todos. Pero también es lógico pensar que los empresarios van a intentar trasladar a los precios parte del aumento de sus costos.
La evidencia empírica demuestra que en países donde la inflación se ubicó durante mucho tiempo por encima de 20%, insumió entre cuatro y seis años bajarla a un dígito. Después de eso hay que trabjar para que esa inflación de un dígito sea sustentable.

– Pero políticamente el Gobierno no tiene ese plazo…
-Las primeras metas de inflación que anunció el Banco Central hablaban de una inflación de un dígito recién para 2019. Yo creo que no lo va a alcanzar. Era una meta demasiado optimista. Es más, la crítica de ahora es por qué se puso una meta tan optimista para este año (17%), porque tranquilamente podría haber hablado de 20 ó 22% y estaríamos con una inflación a la baja. Ese corset que se puso el Central lo obliga a tomar las decisiones que está tomando.
Es obvio que el Gobierno debe llevar adelante un proceso muy difícil, en el que debe combinar un proceso de desinflación con un repunte de la actividad económica. Y es difícil porque, como dijimos antes, cuando se quiere hacer que baje la inflación alguna parte de la actividad se ve resentida.

-¿Qué proyecciones tienen para este año en materia de actividad y suba de precios?
-Estimamos que la economía va a crecer 2,8%, por debajo de lo proyectado en el Presupuesto, y la inflación a fin de año estará en torno a 21%. En caso de que el Banco Central intente alcanzar la inflación de 17% para ganar credibilidad, ese 2,8% va a tornarse en un techo en vez de un piso, porque ese 2,8% está asociado a sectores que ya están mostrando un cierto dinamismo (energético, de la construcción, agroindustrial, entre otros), pero hay otros sectores que están con muy baja actividad y con el modelo se ven más perjudicados.

-Electrónica, textil…
-Hay que preguntarse si los sectores perjudicados son sustentables, porque puede que los argentinos hayamos estando subsidiando a un sector que no produce riqueza y bienestar a la economía y sus trabajadores.

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