ESCUCHARSe llevó a cabo un importante encuentro pedagógico, organizado en el marco del mes de las cooperativas y contó con un equipo docente del Colegio de Graduados de Cooperativismo y Mutualismo
La Cooperativa de Servicios Públicos de Almafuerte –Coopal- desarrolló un taller de enseñanza, con participación de representantes de más de veinticinco cooperativas de la provincia de Córdoba y la adhesión de la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas y Otros Servicios Públicos (FACE), entidad que contó con la representación de su presidente, el mendocino José Álvarez.
En el encuentro denominado Buenas Prácticas Cooperativas, dirigentes y personal de las distribuidoras de servicios de Córdoba compartieron un espacio enriquecedor donde reflexionaron, debatieron e intercambiaron ideas sobre la importancia de nuestra identidad cooperativa.
Durante la jornada, que tuvo lugar el miércoles 5 de julio en el Cine Teatro Ideal Cooperativo de Almafuerte, “revalorizamos nuestros orígenes y recordamos quiénes somos como cooperativa, así como nuestro valioso aporte en el desarrollo de nuestra comunidad. Nos enorgullece desempeñar un rol central en el progreso de nuestro país, y asumimos la responsabilidad de seguir avanzando y dedicándonos a esta noble tarea”, indicaron fuentes de la entidad organizadora.
La instancia educativa contó con un prestigioso equipo docente integrado por el contador Emiliano Pon y los licenciados Enzo Farante y Juan Pubill, quienes presentaron una propuesta orientada a la generación un espacio de reflexión e intercambio acerca de la importancia de la identidad cooperativa, revalorizando los orígenes y su aporte en el desarrollo Local, buscando identificar las buenas prácticas cooperativas con relación a los asociados y su comunidad, así como también reconocer al balance social como potencial herramienta de gestión estratégica de las cooperativas.
Se concretó la capacitación con los objetivos de trabajar para profundizar los conceptos y valores que orientan al sector de las empresas cooperativas: ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Siguiendo la tradición de los pioneros cooperativistas, fundadores de las distribuidoras de servicios con base en principios éticos de honestidad, transparencia y preocupación por los demás.
Responsabilidad social
En el cónclave de enseñanza de Almafuerte se puso de relieve la capacidad de las organizaciones de la Economía Social para escuchar, comprender y satisfacer las expectativas genuinas del entorno, un factor de relevancia en la actualidad.
Las cooperativas, dada su naturaleza solidaria, tienen una apreciable ventaja cualitativa en esos aspectos, de impacto e intensidad verificable mediante la instrumentación de una herramienta específica: el balance social.
Diversos criterios han sido insinuados al momento de definir la responsabilidad social empresarial; no obstante, existen denominadores conceptuales comunes en el grueso de las opiniones. La generalidad estima que aquélla está configurada por el cúmulo de determinaciones que adoptan las firmas sobrepasando sus obligaciones legales, impulsando la implementación de procedimientos y programas que inciden positivamente en la gente e incorporando el respeto por valores éticos, por las personas, por la comunidad y por el medio ambiente en el que desarrollan sus actividades.
Sobre la base de ese concepto, si hacemos referencia a una tipología de empresa -específicamente, a las cooperativas-, la incumbencia medioambiental y colectiva emerge de un modo manifiesto. Se revela en forma inherente a su identidad y a su dinámica de funcionamiento, porque son entidades afirmadas en principios de equidad, democracia y ayuda mutua que se establecen y prosperan sobre idearios consustancialmente vinculados con una gestión socialmente responsable.
Si dirigimos la mirada a las cooperativas que prestan servicios públicos en el interior de nuestra provincia, se aprecia que, en razón de haber sido erigidas por las mismas comunidades que las albergan y ser parte de ellas, la práctica de acciones ligadas a una mejora del ambiente humano en el que se desarrollan, la conducta de sus dirigentes, las pautas éticas en el ejercicio de la actividad y la transparencia de sus valores constituyen, precisamente, el genoma cooperativo. En otras palabras, son por y en sí mismas socialmente responsables.
