ESCUCHARUna región tan rica como diversa cubre desde los valles verdes que la rodean hasta la lejana Puna.
San Fernando del Valle de Catamarca es el punto de partida para recorrer la “Catamarca verde”, de pueblitos agrestes rodeada de cumbres, valles y arroyos.
Situada al pie de la sierra de Ambato y la sierra de Ancasti, a orillas del río del Valle y fundada a fines del siglo XVII, fue desde sus comienzos uno de los principales ejes de comunicación en el noroeste argentino.
Hoy se la visita por la riqueza de su arquitectura colonial y su posición estratégica como base para conocer una región tan rica como diversa, desde los valles verdes que la rodean hasta la lejana Puna. El centro histórico catamarqueño y sus aires coloniales bien valen un buen paseo, que debe pasar por la Casa de Gobierno, la Catedral, la plaza 25 de Mayo, el museo Adán Quiroga y el museo de Bellas Artes. Uno de los mejores momentos del año para conocer la ciudad es durante la Fiesta Nacional del Poncho, a fines de julio, cuando se concentran en Catamarca los principales artesanos de la Argentina y se exhiben los increíbles ponchos de vicuña.
Otro de los circuitos que no debe faltar es la excursión a las cumbres de Ambato que dura un día entero y recorre 202 kilómetros saliendo de San Fernando del Valle de Catamarca, por caminos en parte asfaltados y en parte consolidados. Allí se puede apreciar una cadena de villas de montaña, a la sombra del cerro el Manchao que le ponen frescura al verano catamarqueño. El recorrido es ideal para matizarlo con mountain bike, parapente y otras actividades de aventura.
A esta altura se encuentra El Rodeo, un sitio ideal para pescar truchas; Las Juntas, donde se recomienda visitar las plantaciones de nogal; La Puerta y Las Pirquitas, lugares espectaculares para acampar.
A solo siete kilómetros del centro catamarqueño, en dirección noroeste y sobre el faldeo del Ambato, se encuentra la Gruta de Choya, donde fue hallada la imagen de la Virgen del Valle, muy venerada en Catamarca.
En 1941 se construyó en el lugar un templete con un altar de piedra. También hay un espacio para la reunión de los fieles, y en las cercanías un paseo donde ofrecen sus productos los artesanos locales.
Alojamiento de lujo
El Hotel Casino Catamarca, ubicado en la esquina de Esquiú y Ayacucho, es uno de los centros de la vida social catamarqueña, tanto por sus servicios gastronómicos, restaurante y bar, como por su casino, además de su convocatoria como salón de eventos, recepciones y centro de conferencias.
En el casino, las salas cuentan con cuatro mesas de ruleta americana, además de máquinas tragamonedas, ruletas electrónicas y espectáculos en vivo los fines de semana.
Durante el verano, los pasajeros del hotel pueden contratar varias excursiones. “Este destino es para estar por lo menos una semana, por el tiempo que lleva cada región: dos días Fiambalá, tres días la Puna, dos días los valles”, explica Gabriela García Gómez, una de las gerentes del hotel.
El lugar ofrece también todo lo necesario para una estadía reparadora, gracias a su centro de belleza Vitality y su spa, con masajes, sauna, duchas finlandesa y escocesa.
