El destino invita a hacer una parada turística y propone la visita a sus museos, lagunas, mercados y estancias rurales, entre otros atractivos
Madariaga cumple a rajatabla los horarios de un pueblo. Hay tránsito en las horas de la mañana y a la siesta todo se calma. En invierno el sol se cuela entre las avenidas de árboles que abrigan cada calle, ilumina los frentes de las casas e invita a salir del centro para encontrarse a pocos minutos con el campo abierto, donde pastan sin prisa los animales que comúnmente acompañan la cotidianeidad de los paisanos.
El Pago Gaucho, como lo llaman los locales, no es para nada pequeño. Limita con Pinamar, General Lavalle, Villa Gesell, Mar Chiquita y Maipú y tiene casi 24.000 habitantes distribuidos en gran parte de una ruralidad que ocupa 2.694 km2.
Los turistas que llegan a la costa por la Ruta Provincial 56 que conduce hacia Pinamar, Villa Gesell o alguna otra localidad del Municipio de la Costa pasan siempre por la rotonda de esta localidad que en esta época invita a conocer sus lagunas, museos, parajes y pueblos rurales y así como también a disfrutar de una nutrida agenda de actividades donde abundan fiestas, mercados, parques y hasta un tren temático recreativo que llega hasta la estación de Pinamar.
Con el objetivo de romper la estacionalidad y trabajar en conjunto con los otros destinos de la región en forma complementaria, el intendente del lugar, Carlos Esteban Santoro, presentó la oferta para período invernal junto a la directora de turismo, Melisa Suárez y el secretario de producción, Javier Alejandro Volpati.
“Tenemos hermosos paseos para la gente que llega a la costa. Nuestros museos como el Histórico del Tuyú, la Casa Museo Laten K Aike de numismática, el histórico Puesto de Invernada, nuestras lagunas y parques, son el complemento perfecto para que las familias vengan a disfrutar algo más que la playa o el bosque que ofrecen nuestros vecinos”, expresó Santoro.
De hecho, se han pensado decenas de actividades recreativas como teatro, juegos, música en vivo, paseos guiados por la ciudad o días de campo en los parajes Juancho y Macedo, cine, avistaje de aves de la mano de profesionales y la posibilidad de probar la gastronomía típica bonaerense en sus más de veinte establecimientos donde no se escatima en porciones de asado, bondiolas glaseadas, tortas fritas y demás exquisiteces regionales.
Entre las novedades en marcha y los atractivos que ya se van consolidando con el paso del tiempo en el lugar, se destaca la puesta en valor de La Invernada, un antiguo puesto de la Estancia Juancho de la Familia Guerrero, donde se realizan grandes fiestas populares como el “Concurso de Asadores” y donde se emplaza durante las vacaciones de invierno el Mercado de la Estación y se realizan visitas guiadas temáticas contando su historia.
Otra de las grandes noticias, es que ya se han podido conocer los resultados de la cosecha de las primeras vides locales de la mano de la Bodega Gamboa, que se suman a la gran producción de kiwis (el partido es el segundo en importancia del país) así como la próxima apertura del Boliche La Victoria, un albergue rural con seis habitaciones, que se suma a otros desarrollos rurales y nuevos proyectos como el consolidado taller Textil Municipal.
Además, se invita a los turistas a visitar el Paseo del Bicentenario, concurrido espacio de encuentro comunitario que abarca la Plaza Cívica, con su fuente de saltos de agua y luces, y el Parque de los Abuelos, que cuenta con juegos de mesa, canchas de tejo, taba, bochas y un espacio para los más chiquitos con juegos infantiles.
Famosa por la pesca del Pejerrey, la Laguna Salada Grande con sus más de cinco mil hectáreas se suma a otras tantas más pequeñas, muchas de las que cuentan con las instalaciones no sólo para esta actividad sino diversos deportes de agua como el windsurf. Los campos son perfectos para realizar largas cabalgatas, llegar hasta Macedo o Juancho o ir a ver las prácticas de polo cerca de Laguna Los Horcones.
Madariaga asombra, desde la gran esquina que ocupa el chatarrero del pueblo donde se amontonan máquinas rurales antiguas y trastos viejos, hasta el reparador de carros antiguos y fabricante de montureros. Hay plateros famosos, herreras e hilanderas de lana de oveja y también locales específicamente dedicados a las necesidades de los paisanos como es El Gaucho. Es el sitio donde nació el famoso cantor Argentino Luna, en la Estancia La Florida, y conviven las cuatro comunidades que llegaron desde el inicio de todo que son la española, la italiana, la montenegrina y la libanesa.
El enclave cuenta con el vivero autóctono, conocido como Cariló y ubicado en la estancia Dos Montes, donde se encuentran los recuerdos de aquellas primeras familias que llegaban en tren hace dos siglos a pasar sus vacaciones y recorrían los arenosos caminos hasta la costa en carros tirados por caballos. El Partido, antes mucho más extenso que hoy, aún conserva su salida al océano en el exacto punto del Parador Querandí, dentro de la Reserva Natural (el área de reserva ya es Gesell) que lleva ese nombre alrededor del Faro.
Con sus brazos extendidos, frente a la R 11, el Cristo recibe a propios y visitantes con su imagen campechana y su simpleza. Igual que la gente, siempre con su saludo sonriente, su amabilidad y disposición a hacer de un paseo cercano, una visita inolvidable.