El Parque Nacional Los Alerces alberga imponentes biodiversidades de flora y fauna y resguarda un ejemplar del “alerce abuelo”, que le dio su nombre. Especies que habitan un circuito integrado por glaciares, lagos y montañas
El Parque Nacional Los Alerces es el hábitat elegido por numerosas especies de plantas y animales. Es en esta biodiversidad donde se destaca el árbol que le dio el nombre a este maravilloso atractivo turístico enclavado a poco más de 40 kilómetros de Esquel, Chubut, sur argentino.
El parque fue creado en mayo de 1945, pero en 1937 se constituyó como reserva y hace 80 años resguarda la especie fitzroya cupressoides o alerce patagónico, también conocida como lahuán -que en lengua mapuche significa “abuelo que guarda toda la sabiduría”-.
Se trata de una de las tipologías arbóreas más grandes y longevas del planeta, cuyos ejemplares pueden llegar a vivir hasta cuatro mil años y se han convertido en los vigilantes de la región patagónica. La experiencia de arribar a este destino tiene su punto cúlmine al contemplar el lahuán milenario, de más de 2.600 años, que se completa con la travesía de adentrarse en el corazón del territorio y abrazar ese coloso del bosque patagónico.
El “alerce abuelo” tiene una altura similar a la del obelisco de Buenos Aires y su edad es como la del partenón griego.
Visitantes de todo el mundo arriban a estas latitudes interesados en conocerlo.
Bosque longevo
El Parque Nacional Los Alerces tiene 263.000 hectáreas de superficie pertenecientes a la ecorregión de bosques patagónicos, y protege también a coihues, cipreses, radales, maitenes, ñires y lengas, sirviendo de casa y refugio para numerosas especies de la fauna autóctona, incluso de aquellas en peligro de extinción, como el huemul, que ha sido declarado Monumento Natural de Argentina.
En su octogésimo aniversario, el parque no sólo se consolida como un área protegida sino como el gran impulsor del turismo de toda la región. Su geografía conformada por montañas, lagos y ríos permite la práctica de diversas actividades como trekking y senderismo, navegación, kayakismo y pesca deportiva, entre otras opciones que año a año apasionan a cientos de miles de turistas.
Los aficionados a estos deportes aprovechan la imponente silueta del lago Menéndez, que colinda con el Alerzal Milenario, y el majestuoso Glaciar Torrecillas, que asoma entre las cumbres con sus paredes de hielo color blanco azulado.
El paisaje es conmovedor, un paraíso de turismo sustentable que protege un ecosistema de extrema fragilidad.
A diferencia de los glaciares más conocidos de Argentina, el Torrecillas -de más de 24.000 años de antigüedad- es de tipo “circo” porque se forma sobre la montaña, da la impresión de que cuelga de ella.
A los pies del Torrecillas se despliega la Laguna del Antiguo, cuyo color esmeralda refleja las cuencas que dieron origen al glaciar. Es el punto máximo de aproximación al Torrecillas, luego de la navegación por el Menéndez y posterior caminata de bajo impacto.
Esta extensión pertenece a uno de los cinco parques que conforman la Huella Andina, donde se puede disfrutar del senderismo recorriendo caminos y circuitos de variada dificultad acompañados por la magia envolvente de la naturaleza.
La protección de este espacio enmarcado por la cordillera de los Andes, lagos y el bosque patagónico garantiza que la continuidad de esta herencia de la naturaleza.
Agenda de viaje
– Cómo llegar
De Córdoba a Esquel son aproximadamente 1.800 kilómetros.
Desde Esquel se puede conocer el Parque Nacional Los Alerces (PNLA) de diferentes maneras, según las necesidades, gustos y tiempos del viajero. Las opciones son las siguientes:
• Por medio de una agencia de viajes y turismo se puede tomar la excursión terrestre.
• En auto, recorriendo la ruta 71 es posible disfrutar de cada punto estratégico.
• En transporte público, las frecuencias y recorridos varían según la época del año, siendo el verano el momento de mayores opciones. Salen de la terminal de ómnibus de la ciudad y realizan varias paradas a lo largo del recorrido dentro del PNLA, hasta llegar al Parque Nacional Lago Puelo.– Atractivos
* Pinturas rupestres. A dos kilómetros y medio de Villa Futalaufquen se puede observar un alero con pinturas rupestres de antiguas poblaciones, para luego realizar un ascenso de diez minutos hasta un mirador. La caminata dura 40 minutos y es de dificultad baja.
* Laguna Larga. A dos kilómetros del centro de informes, por una senda vehicular se recorren cuatro kilómetros para llegar a la laguna que se encuentra fuera del PNLA. Dura cuatro horas y es de dificultad media-baja.
* Cascada Yrigoyen. A seis kilómetros de Villa Futalaufquen se observa un importante salto de agua entre una abundante y variada vegetación. El primer tramo dura quince minutos y es de dificultad baja.
* Cinco Saltos. Comienza pasando Puerto Bustillo y se llega a los miradores de los saltos de agua del arroyo Los Pumas. Dura dos horas y es de dificultad media.– Más información
Secretaría de Turismo de Esquel
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