En las empresas familiares en las cuales la sucesión se hace por primera vez, los que toman el mando son menos entusiastas que sus fundadores. Los que representan la tercera generación son más propensos a hacerse cargo del legado.
La transición entre generaciones puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso para una empresa familiar y, a medida que los babyboomers (los nacidos entre los años 40 y 60) les ceden el relevo a los millennials o jóvenes de la Generación Y, los riesgos de equivocarse pueden ser mayores que nunca.
Estos datos y los que se presentan a continuación provienen del informe “Acortando la brecha: La entrega del negocio familiar a la generación siguiente”, elaborado por PwC a partir de entrevistas a más de 200 millennials de 21 países con probabilidades de hacerse cargo de la empresa familiar. La encuesta estudia cómo se planifica la sucesión en las empresas familiares, cuál es la visión de la nueva generación y los desafíos que enfrentan al implementarla.
La brecha generacional
La transición de una generación a la siguiente es una línea de fractura potencial en las empresas familiares. Pero lo es aún más en esta época, cuando los babyboomers se preparan para dejar su lugar a los millennials.
Los jóvenes de la Generación Y han crecido en un mundo muy diverso y disfrutado de una educación muy diferente a la de sus padres. Tienen diferentes prioridades, así como una conexión mucho más flexible con la empresa. Como resultado, son mucho más propensos a hacer valer sus propias decisiones que sus padres. El estudio sugiere que esto ocurre especialmente en empresas de “primera generación”, es decir, en aquellas en las que la transición se hace por primera vez en el punto donde un emprendimiento se convierte en empresa familiar.
Quienes toman el mando en estas circunstancias son mucho menos entusiastas con la perspectiva: 20% de ellos no tiene la expectativa de dirigir la empresa algún día, mientras sí la tiene 8% de los encuestados en general. Por el contrario, quienes representan la tercera o cuarta generación de un negocio familiar son mucho más propensos a sentir que tienen que hacerse cargo del legado.
Sin embargo, no quedan dudas de la ambición de aquellos jóvenes de la Generación Y que decidieron entrar en el negocio familiar. Quiere hacer algo significativo cuando se haga cargo 86% de los encuestados, y 80% tiene grandes ideas de cambio y crecimiento. Algunos tienen interés en el lanzamiento de nuevos productos o en hacer cambios en cómo y dónde opera el negocio; otros quieren invertir en tecnología y explorar nuevos enfoques de marketing con el uso de las redes sociales.
Algunos jóvenes (14%) se graduaron en ciencias empresariales para prepararse para la sucesión o tomaron cursos de administración (34%), procurando aplicar los conocimientos aprendidos en la empresa familiar. En general, desean implementar procesos más rigurosos, relacionados con las finanzas, y quieren definir mejor los roles y las responsabilidades, así como actualizar sus sistemas informáticos para aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología digital.
La brecha en la credibilidad
La encuesta de PwC muestra que llevar el apellido de la familia no basta para impartir credibilidad e indica que muchos jóvenes creen que ello incluso podría convertirse en una desventaja.
Asegura que tiene que trabajar aún más que otros para “demostrar que vale” 88%, lo que se da especialmente en la segunda generación, que enfrenta el desafío de seguir el legado del fundador de la firma. Para 59%, el mayor desafío es ganarse el respeto de sus compañeros de trabajo, mientras que para otros es la complejidad del negocio (44%), el hecho de tener que tomar un trabajo para el que no se sienten capacitados (18%) o tener que asumir responsabilidades demasiado temprano (9%).
¿Cuál es el camino a seguir?
“Una sucesión exitosa debe ser planificada en el tiempo”La sucesión puede ser un momento decisivo incluso para una empresa familiar exitosa, y gestionarla efectivamente requiere claridad, comunicación y, sobre todo, una planificación minuciosa.
“Una sucesión exitosa debe ser planificada con tiempo, pensando en preservar el negocio familiar y no creerse imprescindible. La sucesión tanto en la dirección como en la propiedad debe ser entendida como un proceso y no como un hecho puntual. Por ello, la mejor sucesión es aquella que no se siente, que no se advierte, que no provoca traumas ni en la empresa ni en la familia y en la que se hayan evaluado distintas opciones para minimizar entre otros el impacto fiscal”, explicó Pablo Boruchowicz, socio a cargo del área de pymes en PwC Argentina.
Sobre la encuesta
La Encuesta de Empresas Familiares entrevistó a 207 jóvenes de la Generación Y de 21 países del mundo con probabilidad de hacerse cargo de la empresa familiar. El informe se focalizó en aquellas empresas, provenientes de diferentes sectores, con una facturación por ventas de más de US$5 millones.La encuesta fue realizada entre febrero y marzo de 2014 por KudosResearch, y los resultados fueron analizados por JigsawResearch.