Para que las mipymes se desarrollen, los Estados deben proveer créditos y fomentar el desarrollo de los recursos humanos, según un estudio sobre la realidad de este segmento.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) son actores económicos relevantes ya que representan más de 90 por ciento del número de empresas de la región. Su participación en distintas variables económicas es muy heterogénea, siendo importante en el empleo, bastante menor en la producción y muy pequeña en las exportaciones.
“La mayor participación en el empleo que en la producción indica bajos niveles relativos de productividad. Su pequeña participación en las exportaciones muestra su fuerte orientación al mercado interno y su dependencia de la dinámica de la demanda interna. Por ello, su producción está muy determinada por la evolución del empleo y salarios en la economía en su conjunto”, indicó un documento realizado en conjunto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
La publicación destacó que para que los programas dirigidos a potenciar el desarrollo de las mipymes sean exitosos “es necesario tener un Estado que diseñe políticas seleccionando aquellos sectores y oportunidades de acción donde sea más viable avanzar en función de las dotaciones de recursos y capacidades de cada país”.
Entre las principales conclusiones del documento “Experiencias exitosas en innovación, inserción internacional e inclusión social. Una mirada desde las pymes”, se destacan:
“No puede concebirse una política de pymes separada de las políticas industriales, comerciales y tecnológicas. Privilegiar sólo una de ellas conduciría a mejorar la competitividad únicamente de algunos segmentos de empresas, con consecuencias negativas sobre la productividad agregada y con un aumento de la heterogeneidad”, aseguró el informe.
De la misma manera, agregó: “La articulación e integración de las acciones de estas tres áreas de política requieren también un contexto de política macroeconómica favorable”.
Identificar sectores clave
Un aspecto central de la agenda es, según puntualizó el informe, la identificación de los sectores clave que tendrían que seleccionarse (tomando en cuenta las especificidades de la estructura productiva de cada país) sobre la base de su capacidad de generar y difundir conocimientos e innovación, así como de fomentar encadenamientos hacia otras actividades manufactureras o de servicios.
La política de fomento a las pymes, por su parte, tendrá que proveer crédito y fomentar el desarrollo de los recursos humanos. “En la medida en que un mayor número de firmas logre salir de su situación de estancamiento y reducir las brechas de productividad, será más fácil que puedan insertarse en cadenas de proveedores de grandes empresas y generar redes, aprovechando sinergias con la política industrial. En este campo, una estrategia de inserción internacional cumple un papel fundamental para ampliar mercados y posibilitar soluciones colaborativas para aprovechar economías de escala”, aconsejó el estudio.
Específicamente, la política tecnológica debe tener un papel clave en esta estrategia, actuando en dos direcciones: por una parte, promoviendo la innovación, esencialmente en las empresas grandes y medianas, en los sectores estratégicos seleccionados y, por otra, favoreciendo la difusión del conocimiento y la tecnología en las empresas más rezagadas mediante intervenciones específicas.
Entre los casos exitosos que contempla el trabajo están: las experiencias de Rafaela (Santa Fe) y del Sebrae (Brasil) en el capítulo “Articulación productiva de las pequeñas y medianas empresas”; los incentivos para promover la innovación empresarial otorgados por el Fondo Tecnológico Argentino y el apoyo a la formación de centros de innovación tecnológica en Perú, en el capítulo “Modernización e Innovación tecnológica”, entre otros.
Los alimentos, a la cabeza
El tamaño de los países y la relación productiva con las pymesSegún el informe, hay tres grupos de países en función de la relación entre el tamaño de sus economías y los sectores en que se encuentran de manera predominante las pymes. En los países de mayor tamaño y con estructuras industriales más desarrolladas (el Brasil, México, Argentina), los principales sectores de las pymes son los alimentos, los textiles y confección, los productos químicos y plásticos, y la metalmecánica.
En economías de tamaño medio (Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) predominan las industrias alimentarias y químicas; a diferencia del grupo anterior, se observa escasa presencia de la producción metalmecánica en el universo de las pymes. En los países más pequeños (Costa Rica, Nicaragua y Uruguay) domina claramente la industria de alimentos.
“La concentración de la producción de las pymes en productos alimenticios se deriva de su especialización en sectores con uso intensivo de mano de obra sustentado en ventajas comparativas naturales y con pequeñas economías de escala. Estas actividades están orientadas mayoritariamente a los mercados internos, lo que redunda en los bajos montos de sus exportaciones directas”, puntualizó el estudio de la Cepal.