Las pequeñas y medianas empresas adoptan acciones de responsabilidad social empresarial, en su mayoría, impulsadas por las grandes firmas, las cuales les exigen estándares de calidad.
“El tema de la responsabilidad social empresarial (RSE) en las pymes emerge lentamente, con sus idas y vueltas. En la mayoría de los casos, es empujado por la presión de pertenecer a entornos competitivos, sobre todo cuando se trata de empresas que están vinculadas con la cadena de valor de grandes firmas, las cuales exigen el cumplimiento de determinados estándares de calidad o de códigos de conducta”, explicó a Comercio y Justicia Alejandro Vichi, consultor de la Subsecretaría de Industria del Ministerio de Industria y Turismo de la Nación.
Por este motivo -enfatizó el especialista- es que en muchos casos estas acciones de RSE no se mantienen en el tiempo. Sin embargo, Vichi consideró que “en este momento se está profesionalizando mucho más la intervención de prácticas de RSE en las empresas pequeñas y no sólo es adoptada porque las grandes compañías se lo exigen”.
“Hay un fenómeno muy interesante dentro de todos los programas de emprendedorismo que tiene que ver con que muchísimos casos de nuevos negocios ya vienen con una planificación responsable desde sus orígenes y que generalmente está relacionada con el core business de la empresa”, dijo Vichi.
En este sentido, agregó es más fácil para los que empiezan incorporar estas prácticas en sus negocios, ya que no tienen que cambiar la cultura empresarial existente sino que la crean desde cero. “Y cada vez, estos emprendedores se dan cuenta de que, trabajando de forma responsable, tienen la posibilidad de contar con la ayuda de ‘aliados’ que les facilitan acceso a financiamiento, a bajar costos, riesgos”.
La importancia académica
Para Mónica Caló, directora Ejecutiva de Forética, la RSE debería ser una materia obligatoria en la currícula de todas las carreras universitarias y no sólo quedar -como sucede ahora- como un tema de posgrado o de formación extra curricular. “Esto haría que cuando alguien se planeta un negocio -ya sea desde el emprendedorismo o porque se está dentro de una compañía- lo haga desde una perspectiva de RSE porque ya forma parte de su práctica profesional”, dijo Caló.
Más aún, en palabras de la directiva, una cuestión muy importante de la RSE aplicada a las pequeñas y medianas empresas es que se vuelven más competitivas en el mercado. “En Argentina, la mayoría de las pymes son familiares y unipersonales, es decir, generalmente la decisión de hacia dónde avanzar depende sólo del dueño. En este punto, la RSE aporta mucho a este segmento de empresas ya que las ayuda a organizarse estableciendo procesos y a trabajar con una metodología determinada”.
Perspectiva
Las empresas cordobesas son “reactivas”Un relevamiento realizado en 45 empresas cordobesas para conocer la situación de la RSE mostró que ellas se encuentran en una fase “reactiva”. Esto significa que las acciones de responsabilidad social empresarial (RSE) que llevan a cabo son como respuesta a una demanda concreta de la sociedad, es decir, algo espasmódico y espontáneo y no porque exista una política concreta en este sentido, según explicó Nicolás Liarte Vejrup, director académico del Instituto Católico de Administración (ICDA), de la Universidad Católica de Córdoba, quien llevó adelante este estudio.
De acuerdo con los resultados de éste, en el marco de las acciones de RSE que se realizan, la industria estaría otorgando mayor atención a los consumidores, prestando especial atención a sus opiniones, críticas, sugerencias. En este sentido, Marybel Álvarez Gatti, coordinadora de Proética del ICDA, completó que, según un análisis cualitativo que realizaron entre las empresas encuestadas, los empresarios reconocieron que atienden al consumidor pero no en términos de RSE. “En este momento, las empresas apuntan al consumidor, sobre todo, para lograr una venta, pero no lo hacen por respeto a sus derechos”, aseguró Álvarez Gatti.
En otro orden, según completa el informe, se estarían realizando mayores acciones para con el medio ambiente, sobre todo en lo que respecta al buen uso de la materia prima y la gestión responsable de los residuos. Y, en línea con esto, se seleccionarían a los “proveedores” que posean criterio ambiental y hayan certificado normas de calidad, y procuran mantener una comunicación permanente que construya confianza y relaciones transparentes con ellos.