jueves 5, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Cuando no vemos lo que está frente a nosotros

Por Pablo Viera *
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Indefectiblemente, la forma en la que cada uno percibe el mundo determinará la realidad en la que vive y el destino que le deparará dicha manera de pensar.

Si vemos a los grandes emprendedores de hoy en día, ¿qué nos diferencia de ellos? ¿Acaso no tienen los mismos problemas cotidianos que nosotros? ¿no tienen familia, amigos y un día de 24 hs como todos los demás? ¿consideramos que lo que alcanzaron es imposible para nosotros según nuestra percepción propia de la realidad?

Y es en esta última pregunta en la que quiero detenerme. Queda claro que las personas que seguimos como modelos es gente que se ha preparado, ha trabajado arduamente y es un error garrafal para nuestro propio potencial convencernos de que llegaron ahí por mera casualidad: estaban en el lugar y momento adecuado de la oportunidad solemos decirnos. Como si el azar determinara quién merece el premio, quién no y no hay lugar para intervención alguna para merecerla. La habilidad para identificar una oportunidad es una aptitud (previa actitud) que puede desarrollarse, ejercitarse y viene acompañada de un alto grado de intuición. Esto no es magia, es una destreza que merece extrema atención debido a su alto valor y escasez en las personas por general.

El título del artículo, Opportunity Color Blinded (oportunidad daltónica), vino a mi mente como una forma de definir a aquellas personas que, teniendo la oportunidad en frente, no la ven o la ven con un matiz erróneo. Su bagaje de experiencias, prejuicios modelan su percepción selectiva para que la potencial oportunidad no sea vista como tal.

El lenguaje en el que recibimos las oportunidades vienen camufladas en códigos que no suelen ser tan obvios o literales a las soluciones puntuales que estamos buscando. Por ejemplo, si estamos en la búsqueda de la mujer de nuestra vida, difícilmente se presentará alguien que nos diga a la cara “yo soy la mujer de tu vida”. Debemos percibir y decodificar las señales. Las ocasiones pueden presentarse, de entre muchas, como los siguientes ejemplos a destacar:

• Un externo se ofrece a brindarnos una mano de forma desinteresada ante nuestra imposibilidad de trascender un desafío. Aceptar su ayuda para luego rechazarla con falta de compromiso puede provocar dos cosas: que la persona ya no decida brindarnos su apoyo perdiendo la oportunidad, o que quizás la resolución del desafío en cuestión no era tan importante para nosotros y podemos vivir sin un cambio de las condiciones actuales que nos afectan;

• Un evento independiente que nos sirve de camino alternativo para llegar a un objetivo. Este tipo merece un alto grado de intuición para identificarla mediante el desarrollo y ejercitación del pensamiento lateral (caminos alternos poco comunes para conseguir lo que se busca). El pensamiento lateral puede ejercitarse llevando la resolución de problemas de otros ámbitos a éste y ver qué sucede; “pensar fuera de la caja” mediante escenarios posibles quitando o dejando variables, etcétera.

• La reformulación, preferentemente de forma escrita, de lo que queremos alcanzar. “Sabiendo el qué, más fácil se hace el cómo”, dice el dicho. Los caminos aparecen cuando se sabe a dónde queremos llegar, con lujo de detalles. Plasmar el fin último en un formato físico nos da dirección y no jugamos con la posibilidad de que los datos importantes se pierdan en el pensamiento. Seguir un mapa hacia un destino tiene un margen de error menor de equivocación al de guiarse solamente por la imagen mental de donde se encuentra nuestro objetivo.

• Estudiando “la periferia del problema”; esto es rodear al desafío por lugares relacionados o no de donde podría surgir una oportunidad. Por ejemplo: Si tengo un negocio de venta de helados donde el mercado es muy competitivo y quiero lograr una ventaja competitiva, podría informarme sobre: los productos complementarios (no sólo identificarlos), hábitos de consumo del producto en otros países, formas alternativas de producción, tendencias sociales no relacionadas directamente con la industria, hablar con empresarios de otros rubros para que opinen sobre la nuestra, etcétera. Son un buen ejercicio para alcanzar el ¡Eureka! que estamos buscando.

“Es importante destacar que las oportunidades e ideas suelen hacerse visibles cuando estamos realizando una tarea que no tiene nada que ver con el problema en cuestión; pero previamente debe haber una predisposición abierta del sujeto en todo momento a la recepción de soluciones tradicionales como creativas”.

* Emprendedor cordobés. 

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