Fernando Rabellini creó Toncreatón, una empresa que diseña y fabrica juguetes de cartón. En la noche de los Empresarios Emprendedores de Fundación E+E recibió el premio al “emprendedor destacado”.
Por Natalia Riva – [email protected]
Para Fernando Rabellini, 2014 fue un gran año. Puso en marcha y dio forma a Toncreatón, un emprendimiento que diseña y fabrica juguetes de cartón. Y, como “broche” de un año exitoso, la Fundación E+E lo reconoció como el “Emprendedor destacado E+E 2014”, el cual fue seleccionado entre 36 emprendimientos.
Los premios se entregaron en la tradicional noche de los “Empresarios Emprendedores”, que todos los años organiza E+E para cerrar su ciclo de capacitaciones y destacar a quienes se diferenciaron a lo largo del año.
En ese contexto, en una emotiva noche, también se entregaron los siguientes premios: el de Sustentabilidad Emprendedora fue para Juan Santiago, de Santex; el homenaje “Dr. Rubén Martí” al pionero quedó en manos de Juan Héctor Maglione, de Maglione Hnos.; y el premio Espíritu Emprendedor E+E fue para Javier Tahuil, de Way Low.
“Más que emprendedor, me siento un ‘aprendedor’. En 2013 cursé el Transformador de Ideas (TDI) y este año el Plan de Negocios (PDN). Comenzar un emprendimiento desde cero no es fácil, pero la fundación brinda herramientas y acompañamiento necesarios para poder hacerlo. No tengo más que palabras de agradecimiento”, destacó Rabellini al recibir el premio.
Hecho de cartón
Toncreatón es una firma que diseña, produce y comercializa juguetes y objetos de cartón como herramientas para generar experiencias recreativas, formativas y de marca.
“Generamos propuestas económicas, ecológicas, de alto valor agregado, innovadoras y creativas orientadas al público general y corporativo, nacional e internacional”, asegura su fundador.
Actualmente, la empresa ofrece una colección llamada JugueTONes, compuesta por ocho juguetes de cartón, orientadas a chicos de cuatro a nueve años, pensados y diseñados para ser intervenidos por ellos (son para armar, completar, pintar y decorar).
“Intentamos hacer nuestro aporte para que los chicos tengan una infancia rica en creatividad y magia, que desarrollen su intelecto mediante los estímulos adecuados a las diferentes edades”, dice Rabellini.
Paralelamente, este emprendimiento ofrece productos y servicios corporativos de “Creatividad en cartón”. El valor que crea para las empresas es la posibilidad de personalizar un producto innovador, con valores ecológicos deseados para el posicionamiento de las marcas y, a un precio justo, apoyar y complementar estrategias de posicionamiento y fidelización.
Llegar a la fundación
Fernando conoció a E+E de “casualidad”. En 2012, desarrollando un emprendimiento de base tecnológica (en el que aún continúa trabajando), comenzó a buscar fuentes de capacitación, vinculación y financiamiento. “Encontré la fundación por Facebook y me anoté para el PDN y TDI. Quedé seleccionado en el segundo curso (TDI) con una idea del montón extraída del ‘cajón de ideas’, idea que germinó y hoy es una empresa en marcha dando sus primeros pasos, lentos pero firmes”.
“En lo personal, -continúa Rabellini- mi paso por la fundación fue terapéutico. Gracias a la especial dinámica y modalidad de las personas que hacen E+E para transmitir conocimientos y orientar emprendedores, tuve en menos de dos años una apertura, foco y convicción que no había logrado desarrollar en muchos años ya transcurridos. El conjunto de experiencias recibidas en estos años, el apoyo permanente, el ánimo, respaldo y apuesta de la fundación a sus emprendedores, me hicieron posicionarme con una perspectiva nueva y diferente como emprendedor frente a mi proyecto”.
Claves para emprender
Rabellini no cree que haya secretos al momento de comenzar una empresa. “Cada emprendedor es un mundo y cada mundo tiene sus propias reglas y secretos que no servirían en otros mundos. Creo que lo importante es lograr definir claramente qué queremos generar en nuestro mundo para compartirlo, algo que nos movilice y tenga la suficiente carga de pasión y energía para sacarnos de la cama cada mañana diciendo: ¡allá voy nuevamente!”, dijo.