Si bien la convivencia de una familia es un desafío complejo, en el caso de las familias empresarias el reto es aún mayor. Hoy en día conviven en la empresa familiar distintas generaciones que tienen profundas diferencias en la concepción del mundo y del trabajo.
Por Raquel Beatriz Lucero *
Antes, las mentalidades generacionales eran más duraderas, lo cual permitía compartir ciertas ideas, valores y creencias. Ahora, debido a la aceleración de los cambios, estas diferencias son cada vez más abismales y menos toleradas.
En la actualidad, sostiene Paula Molinari, el mapa generacional en occidente está conformado por los Tradicionalistas, nacidos entre el 1900 y 1945; los Baby Boomers, nacidos entre 1945 y 1964; la generación X, nacidos entre 1964 y 1980, y la generación Y o Millenials, nacidos entre 1981 y 2000.
Existen acontecimientos, eventos mundiales, cambios tecnológicos que configuran su forma particular de entender y comportarse en el mundo. En términos generales, cada generación tiene una mentalidad propia y dinámica, que impone en sus interacciones y en su estilo de trabajo.
Es necesario aprender a comprender cuales son los valores más preciados por cada una de ellas para evitar que las dificultades de entendimiento y convivencia se conviertan en el insumo de futuros conflictos en la empresa familiar.
Así, los tradicionalistas se formaron en un mundo teñido de adversidad, guerra y desempleo. Fueron marcados por eventos como la crisis de 1929, las guerras mundiales y el Holocausto. Desarrollaron una mentalidad austera, de ahorro y esfuerzo. Aprendieron a conformarse con poco. La cultura para ellos está basada en la disciplina, la autoridad y el orden. Esperan que la gente sea dócil, coopere y esté alineada con la empresa. Conciben una estricta cadena de mando donde pocos deciden y muchos obedecen. Asumir riesgos no está bien visto.
Por su parte, los Baby Boomers manifiestan un deseo de participación, de protagonismo y de lucha por sus ideales. Su infancia estuvo marcada por frases como “cuando habla un adulto, los chicos se callan”, crecen en hogares que replican el modelo militar de las organizaciones de la época.
Tienen una mentalidad optimista, competitiva y con iniciativa. Llegan a las empresas con deseos de hacer grandes cambios. Su identidad está fundada principalmente en el trabajo.
La generación X se cría a la sombra de la hiperactividad de los Baby Boomers, ven el idealismo de sus padres defraudado por los efectos de la globalización y las reestructuraciones por lo que desarrollan un profundo escepticismo. No confían en nadie, sólo creen en ellos mismos, en su propio desarrollo. Son los “Just Do It de Nike”. Prefieren independencia e imponer sus propios tiempos. Son activos y no reactivos como las generaciones anteriores.
Manifiestan una nueva concepción del espacio y tiempo laboral. El compromiso lo miden por resultados y no por horas de permanencia en el trabajo.
La generación Y creció en un contexto de participación y reconocimiento de sus capacidades. Desde pequeños fueron involucrados en la toma de decisiones: ¿Qué quieres comer? ¿Qué ropa quieres?, participar en las decisiones para ellos es un derecho adquirido.
Son los primeros nativos digitales. Crecieron en un mundo al instante, aman la velocidad. Pueden procesar muchas piezas de información en simultáneo, mientras que las generaciones anteriores lo hacen en forma secuencial.
Es una generación acostumbrada al cambio, procesan lo nuevo rápidamente, apalancándose en la tecnología para hacer las cosas más rápido. Les cuesta adaptarse a los contextos estables.
Valora más las relaciones que las organizaciones, invierte en mantenerlas y desarrollarlas. Para ellos el trabajo no lo es todo, buscan desafíos y placer en el trabajo.
Es la generación que está conmocionando a las empresas, afirma Molinari. “Cuando lideren modificarán la forma en que se hacen las cosas. Su impacto será mayor a medida que ocupen posiciones de mayor responsabilidad”.
Tenemos que tener claro cuál es la actual composición generacional en la empresa familiar, ya que si se gestiona adecuadamente esta diversidad se estará en mejores condiciones de encarar los cambios necesarios para favorecer la comprensión y el entendimiento en la familia empresaria.
Hoy en día, y cada vez más, los equipos de trabajo en las empresas familiares estarán conformados por gente de distintas generaciones, con diferentes mentalidades y comportamientos.
Finalmente, recordemos que poder trabajar juntos en pos de una visión compartida es fundamental en la gestión a largo plazo de la empresa familiar.
* Consultora Especializada en Empresas de Familia.