jueves 21, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Un menú de “ciencia a la carta” para comensales empresariales

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Advierte que el empresario local es muy conservador y prefiere comprar un royalty externo que apostar al desarrollo nacional. Sostiene que es necesario instaurar la cultura del riesgo compartido y lograr “algo tan básico como la confianza”.

A los 23 años y con su título de geólogo tuvo su primer contacto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet) y de esa época guarda celosamente su primer contrato con la institución, firmado por el propio Premio Nobel Bernardo Houssay. Hoy, Pedro Depetris tiene 68 años, dice sentirse “satisfecho” por haber dedicado su vida a la investigación -especialmente en lo referido a geoquímica de la superficie- y en ese camino acaba de dar un nuevo salto: asumió como director del Conicet Córdoba, al tiempo que se desempeña como vicedirector del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra (Cicterra).

– ¿ Cuánto de la investigación científica cordobesa puede vincularse con procesos empresariales?

– Córdoba es uno de los polos del Conicet en Argentina que tiene mayor desarrollo de investigación básica, no tiene casi investigación aplicada. El tema de la vinculación con las empresas es una materia pendiente. Esto tiene dos caras: una es la institución y otra es el destinatario. Muchas veces ocurre que el destinatario no es muy receptivo a las ofertas que hace quien genera el conocimiento. Por lo general, las inversiones son de riesgo. Es decir, el desarrollo de alguna cosa nueva, que involucra exponerse y la posibilidad de que fracase. Esto hace que el empresario argentino, que es muy conservador, prefiera pagar un royalty, comprar una patente en el exterior y desarrollar algo experimentado afuera, que correr el riesgo de desarrollar algo propio. De cualquier manera, hay otros centros científicos tecnológicos (CCT) en el país que están teniendo éxito en este sentido. Por ejemplo, desarrollos argentinos vinculados con la industria láctea, como los productos sobre la base de yogurt que son aptos para combatir el colesterol.

 – Dentro de las áreas investigativas que están llevándose a cabo  localmente ¿cuáles pueden vincularse con las empresas cordobesas?

– Hay muchas líneas que pueden ser exitosas, lo único que hace falta es que las dos partes de este acuerdo corran el riesgo, porque, por ejemplo, un fracaso determina un signo negativo para ambas partes. Es una cuestión a dos puntas y nos hace falta desarrollar esa cultura en Argentina. En otros países, en los del Hemisferio Norte, eso está mucho más desarrollado.

– Pero  los empresarios de allá cuentan con presupuestos más elevados que  los de las pymes de aquí.

– Eso también es cierto. Pero hoy  hay préstamos de Ciencia y Tecnología para hacer desarrollos conjuntos en tecnología entre empresas e investigadores del país. Parece mentira, pero a veces se reduce a cuestiones bastante básicas como que hace falta confianza.

– ¿ Será factible que la gestión dé un giro hacia la ciencia más aplicada?

– El CCT Córdoba no interviene en cuestiones de evaluación, lo único que puede hacer es dar un marco favorable para que un proyecto determinado se concrete. Vamos a tratar de fomentar un ambiente para que estas iniciativas prosperen. Por ejemplo, en Córdoba  hay una iniciativa  muy fresca en relación con nanotecnología y nanociencias y eso es un tema transversal que ubica a los físicos, a los químicos, a los bioquímicos, a mucha gente. Entonces, pueden abarcarse muchas áreas bajo una sombrilla general donde desde el CCT podamos favorecer la coordinción.

– ¿Hacia dónde están yendo estas líneas investigativas en nanociencia en Córdoba?

– El producto normal de la investigación en el mundo, internacionalmente hablando, es la publicación. Y muchos de los descubrimientos en ese terreno son objeto de una publicación en revistas internacionales. Los empresarios, evidentemente, nunca van a leer esa revista. Es decir que tenemos que hacer un programa de difusión de ello y decirle al empresario: ‘Mire, éste es el menú que tenemos, elija el plato que le parezca va a ser más apetecible’. En eso estamos.  Tenemos una delegación de la Fundación InnovaT (del Conicet) que promociona este tipo de vinculaciones, tenemos personal, invitamos incluso a las pymes, a los empresarios para que vean cuál es la oferta que hay, dónde pueden encontrar ellos el nicho adecuado para desarrollar.

– ¿Qué se puede hacer para despertar más vocaciones científicas?

– Si bien es una cuestión de vocación, no necesariamente se encara por ese lado. Mucha gente joven ahora lo elige como una alternativa de trabajo, de ocupación, y en realidad la investigación es una actividad que es muy satisfactoria pero tiene ciertas limitaciones. No es que sea una vida de sacrificio, no, eso no existe, pero sí una limitación en la retribución, en el avance social. Hay una cantidad de cosas que uno debe asumir como parte del paquete cuando uno toma esa decisión y eso se hace generalmente muy joven, cuando uno no es consciente. Entonces, es como que uno va descubriéndolo a medida que va caminando. El científico en buena medida se hace, hay unos muy pocos elegidos que tienen ese destello de brillantez, esa capacidad de definir cosas. La mayoría básicamente hace la masa de generación de conocimiento que después hay unos pocos que atan ‘A con B’, ‘C con D’ y ¡pumba! salió el gran descubrimiento.

En alza
El  Conicet amplía su plantel de investigadores y becarios

La presidenta del Conicet, Marta Rovira, señaló que “están ingresando a la institución unos 500 investigadores anuales y unos 1.000 becarios” e informó que desde 2003 ya fueron repatriados “más de 840 científicos” desde distintas partes del mundo. La funcionaria dijo que el organismo a su cargo tiene su propio programa de repatriación mediante el cual aceptan retornar al país “entre 100 y 110 investigadores por año”.

Las declaraciones las hizo este fin de semana durante la inauguración de instalaciones en el Centro Austral de Investigaciones Científicas, en Tierra del Fuego.

Contacto

–  Conicet-Córdoba: Av. Vélez Sársfield 1611. Edificio de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas ubicado en Ciudad Universitaria.
– Teléfono:  (0351) 434 4979

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