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El científico, distinguido en 2009 por la real academia sueca, recibió ayer el doctorado Honoris Causa de la UNC
En 2009, Thomas Steitz compartió -con Ada Yonath y Venkatraman Ramakrishnan- el premio Nobel de Química por haber develado la estructura tridimensional del ribosoma, considerada la máquina celular responsable de la fabricación de todas las proteínas del organismo. Con este conocimiento, se abrió la vía a la creación de nuevos antibióticos.
En su oportunidad la Real Academia Sueca de Ciencias sostuvo que el trabajo aportado por estos investigadores fue fundamental para la comprensión científica de la vida y ha ayudado a los investigadores a desarrollar curas antibióticas para varias enfermedades.
Ayer, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) le otorgó a Steitz el Doctor Honoris Causa, en el marco de su visita al Congreso Interdisciplinario de Estudiantes de Ciencias de la Salud.
Tras recibir la distinción de la mano de la rectora Carolina Scotto, el científico dictó una conferencia sobre la estructura del ribosoma y los nuevos antibióticos ante un público estudiantil y docente que aplaudió su entrega y disfrutó de sus explicaciones matizadas con gráficos, fotografías y videos musicalizados que hasta lo inspiraron para un breve baile al compás de animaciones moleculares.
Luego, el posdoctorado en Harvard, recibió a la prensa y, en diálogo con Comercio y Justicia, habló sobre la industria farmacéutica y sobre una nueva categoría de antibióticos que está investigando para combatir la tuberculosis, enfermedad que contraen nueve millones de personas al año. El actual desafío de los antibióticos para esta enfermedad es emprendido por Rib-X, la empresa fundada por él hace 10 años. Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud alertó sobre el peligroso aumento de casos resistentes a antibióticos comunes.
– En anteriores declaraciones ha dejado planteada su inquietud sobre por qué la industria farmacéutica no avanza en antibióticos que puedan curar definitivamente. ¿Qué opinión tiene hoy sobre el tema?
– Decir que las empresas farmacéuticas no quieran producir algo que puedan curar a una persona es hacer una generalización. Pero, por supuesto, ellas siempre tienen en mente generar ingresos. Ellos quieren hacer compuestos para tratar enfermedades que requieran tratamientos más largos y así vender más. Si venden algo sólo para dos semanas no se hará tanto dinero como si lo hacen para 20 años.
– ¿Cuánto tiene que ver en el avance o estancamiento de las investigaciones con los intereses económicos de la industria farmacéutica y cuánto con las barreras a los científicos para investigar libremente?
– Como todas las compañías, las farmacéuticas tienen que tomar decisiones importantes con respecto a cómo invertir su dinero. Siempre invierten también en resolver problemas importantes como cáncer, problemas que surgen con la edad y otras enfermedades significantes. Pero muchas compañías, aunque no todas, decidieron frenar las propias investigaciones en el campo de los antibióticos. Sin embargo, ahora me han dicho que muchas quieren volver a invertir en ese tipo de investigaciones porque se están empezando a dar cuenta de que es un problema muy, muy importante.
-En la conferencia mencionó que Rib-X está produciendo una nueva categoría de antibióticos ¿a qué apunta esta nueva categoría?
– Apunta a tuberculosis. El problema es el dinero. Se necesitan dos cosas para desarrollar buenos antibióticos: una buena idea y dinero. También un buen equipo para hacer el trabajo.
– ¿De dónde va a gestionar el dinero?
– Todavía no estamos enfocados en conseguir el dinero, primero queremos terminar con lo que ya se viene desarrollando y por lo menos sacar un medicamento al mercado y después dedicarnos exclusivamente a esta nueva línea de antibióticos. Acabamos de firmar un acuerdo con una empresa francesa y con ellos queremos empezar a trabajar en el desarrollo para la tuberculosis.
– ¿Cómo inspirar a los jóvenes para meterse en el mundo de la investigación científica?
– Es para mí un desafío. Trato de hablar con ellos lo más que puedo y siempre me emociona cuando tienen buenos resultados. Trato de compartir con ellos lo que a mí me interesa y ver si ellos me quieren acompañar.
– ¿Y hacer la investigación divertida como lo mostró hoy con su pequeño baile?
– (Risas). Aunque a la gente la investigación no le parezca divertida, suele serlo. Me divierto mucho investigando.
