Investigadores del Reino Unido y Canadá sostienen que el amado “presencialismo” surge por dos causas principales: un gran sentido del compromiso, o altas dosis de inseguridad.
Un estudio abordó la causas por las cuales las personas van a trabajar enfermas, algo que puede ser negativo tanto para el individuo como para la empresa.
Según un trabajo de investigadores de Reino Unido y Canadá, el llamado “presencialismo” laboral surge por dos causas principales: un gran sentido del compromiso, o altas dosis de inseguridad.
Un estudio, publicado en Journal of Occupational Health Psychology intenta desentrañar las razones y presiones que llevan a la gente a hacer esto, ya que existen consecuencias evidentes tanto para la salud pública (especialmente durante períodos como la temporada de gripe) como para las empresas, que quieren obtener el máximo rendimiento de sus trabajadores.
El estudio indica que hay dos tipos diferentes de empleados que van a trabajar pese a encontrarse mal: por un lado, los que se sienten vulnerables porque su situación económica y profesional les genera estrés, o porque sufren una enfermedad crónica; y, por otro, aquellos a quienes les gusta mucho su trabajo y les resulta difícil mantenerse alejados de él.
“Trabajar mientras se está mal puede agravar los efectos de la enfermedad inicial y dar como resultado malas actitudes en el trabajo. Pero las posibles consecuencias de ausentarse propician que los empleados vayan a trabajar enfermos o que regresen antes de estar totalmente recuperados”, señala Mariella Miraglia, autora principal de la investigación.
Entre otras cosas, los investigadores descubrieron que las variables correlacionadas con el presentismo “incluyen la mala salud en general y la severidad de la empresa respecto a las ausencias, aunque estén justificadas. También una exigencia alta, el estrés, la falta de recursos laborales y experiencias negativas, como la discriminación percibida”.