viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Covid-19: un estudio argentino, que incluyó cordobeses, confirma la eficacia de combinar vacunas

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En un estudio que será portada del número de agosto de la revista internacional Cell Reports Medicine, científicos argentinos presentan la información clave sobre la que se basó la decisión de las autoridades sanitarias locales de combinar distintas vacunas contra el covid-19, cuando había retrasos en la llegada de las dosis para completar los esquemas primarios ya iniciados.

El trabajo también brinda datos importantes para apuntalar la estrategia de inmunización en el resto del planeta, donde más de un tercio de la población no recibió las primeras dos dosis recomendadas. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), diez países y territorios de las Américas aún no han protegido ni a 40% de su población.

“La tapa de la revista lleva un mensaje sobre la fortaleza de combinar vacunas generadas en distintos lugares del mundo y pone la salud pública por encima de la política y de los intereses económicos que hay detrás de cada vacuna producida”, dijo Andrea Gamarnik, investigadora del Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y una de las autoras principales del trabajo.

Según informó ayer la Agencia CyTA-Leloir, coordinados por el Ministerio de Salud de la Nación, un equipo interdisciplinario que incluyó a investigadores del Conicet y referentes de los ministerios de Salud de las provincias de Córdoba, Buenos Aires, La Rioja y San Luis evaluó en 1.314 voluntarios la seguridad de 15 combinaciones diferentes y estudió la cantidad de anticuerpos generados. “La vacunación heteróloga contra el covid-19 es una estrategia válida y segura para aumentar rápidamente la cobertura en muchas regiones del planeta”, concluyeron los autores.

“Hay una profunda inequidad en el acceso a las vacunas de los países más pobres: varias zonas de África, Asia e incluso de América Latina no llegan a 25% de la población inmunizada. Publicar este estudio, que fue revisado por científicos destacados de otros países, respalda la decisión que se tomó acá pero sobre todo aporta información útil para definir estrategias de combinación de vacunas en países que aún están iniciando esquemas”, agregó Gamarnik, quien lideró el trabajo junto a Jorge Geffner, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Juan Manuel Castelli, subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación.

En el estudio, los voluntarios, de ambos sexos, se dividieron en tres grupos y cada uno recibió como primeras dosis una vacuna basada en adenovirus (Sputnik V y AstraZeneca) o de virus inactivado (Sinopharm). Luego se formaron diferentes subgrupos, a los que se les aplicaron segundas dosis basadas en una plataforma diferente. Por ejemplo, esquemas Sputnik V-Moderna (ARN); AstraZeneca-Moderna; Sinopharm-Sputnik V.

A cada participante se le tomaron muestras de sangre en distintos momentos después de la vacunación y se evaluó tanto la presencia de síntomas adversos como el nivel de anticuerpos y la capacidad que tenían de neutralizar la infección por el virus original de Wuhan. Para eso se empleó el Covidar IgG, el primer test serológico argentino para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus, desarrollado por Gamarnik y su equipo del Instituto Leloir en asociación con el laboratorio Lemos.

Covid-19: un estudio argentino, que incluyó cordobeses, confirma la eficacia de combinar vacunas

En un estudio que será portada del número de agosto de la revista internacional Cell Reports Medicine, científicos argentinos presentan la información clave sobre la que se basó la decisión de las autoridades sanitarias locales de combinar distintas vacunas contra el covid-19, cuando había retrasos en la llegada de las dosis para completar los esquemas primarios ya iniciados.

El trabajo también brinda datos importantes para apuntalar la estrategia de inmunización en el resto del planeta, donde más de un tercio de la población no recibió las primeras dos dosis recomendadas. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), diez países y territorios de las Américas aún no han protegido ni a 40% de su población.

“La tapa de la revista lleva un mensaje sobre la fortaleza de combinar vacunas generadas en distintos lugares del mundo y pone la salud pública por encima de la política y de los intereses económicos que hay detrás de cada vacuna producida”, dijo Andrea Gamarnik, investigadora del Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y una de las autoras principales del trabajo.

Según informó ayer la Agencia CyTA-Leloir, coordinados por el Ministerio de Salud de la Nación, un equipo interdisciplinario que incluyó a investigadores del Conicet y referentes de los ministerios de Salud de las provincias de Córdoba, Buenos Aires, La Rioja y San Luis evaluó en 1.314 voluntarios la seguridad de 15 combinaciones diferentes y estudió la cantidad de anticuerpos generados. “La vacunación heteróloga contra el covid-19 es una estrategia válida y segura para aumentar rápidamente la cobertura en muchas regiones del planeta”, concluyeron los autores.

“Hay una profunda inequidad en el acceso a las vacunas de los países más pobres: varias zonas de África, Asia e incluso de América Latina no llegan a 25% de la población inmunizada. Publicar este estudio, que fue revisado por científicos destacados de otros países, respalda la decisión que se tomó acá pero sobre todo aporta información útil para definir estrategias de combinación de vacunas en países que aún están iniciando esquemas”, agregó Gamarnik, quien lideró el trabajo junto a Jorge Geffner, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Juan Manuel Castelli, subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación.

En el estudio, los voluntarios, de ambos sexos, se dividieron en tres grupos y cada uno recibió como primeras dosis una vacuna basada en adenovirus (Sputnik V y AstraZeneca) o de virus inactivado (Sinopharm). Luego se formaron diferentes subgrupos, a los que se les aplicaron segundas dosis basadas en una plataforma diferente. Por ejemplo, esquemas Sputnik V-Moderna (ARN); AstraZeneca-Moderna; Sinopharm-Sputnik V.

A cada participante se le tomaron muestras de sangre en distintos momentos después de la vacunación y se evaluó tanto la presencia de síntomas adversos como el nivel de anticuerpos y la capacidad que tenían de neutralizar la infección por el virus original de Wuhan. Para eso se empleó el Covidar IgG, el primer test serológico argentino para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus, desarrollado por Gamarnik y su equipo del Instituto Leloir en asociación con el laboratorio Lemos.

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