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Alerta temprana de bullying o acoso escolar

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El último informe desarrollado por la organización internacional Bullying sin fronteras” reveló que en el último año se duplicó este fenómeno en el mundo escolar y que hoy aqueja a más de 12.000 niñas, niños y adolescentes cada año.

Por este motivo, la Fundación SanCor Salud está promoviendo una acción de concienciación, informando a la comunidad y brindando herramientas a las madres, padres y adultos responsables para poder detectar de manera temprana cuando un niño forma parte de un caso de bullying, tanto como víctima como perpetrador.

El acoso escolar es un concepto que engloba cualquier tipo de agresión constante de un niño o varios a otro/s. Las agresiones pueden ser físicas o psicológicas y se caracterizan por sostenerse en el tiempo de forma permanente y duradera, y dejar en la víctima huellas emocionales difíciles de sobrellevar. “En su mayoría, los casos de bullying ocurren desde sexto grado a quinto año del secundario”, advierten en la Fundación.

Señales

Los adultos responsables deben estar atentos a los signos de alerta que pueden indicar la existencia de este tipo de situaciones en los marcos sociales de los niños. Por ejemplo, en las víctimas pueden producirse cambios llamativos de comportamiento o humor. Esto puede verse reflejado en que respondan de mala manera y/o se muestren ansiosos, sensibles e irritables; que no quieran ir a la escuela, dejen de comunicarse en el hogar o respondan con evasivas. También suele ocurrir que el rendimiento escolar baja abruptamente.

“Los síntomas dependen de la edad del niño y también varían si está en primaria y secundaria, y hay que considerar si los síntomas se sostienen en el tiempo”, dice la pediatra Ana Cecilia Cuestas, presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría-Seccional Córdoba y miembro del Comité de Familia y Salud Mental de esta organización.

Síntomas

En cuanto a las señales físicas, pueden ser golpes, rasguños, moretones o arañazos; y los síntomas psicosomáticos, dolores de panza, cabeza, mareos, diarrea, temblores, palpitaciones, tartamudeo, cambios en la alimentación y trastornos del sueño como insomnio o pesadillas.

Además, pueden pedir dinero a sus padres o comenzar a robarlo para dárselo al acosador. En casos muy graves, pueden presentar ideas escapistas o de muerte.

“En general suele producirse una disminución del rendimiento escolar, el niño pierde el interés en asistir a clases, también puede tener síntomas antes de ir a la escuela. Esos síntomas desaparecen los fines de semana, el niño no referencia tener amigos o son muy escasos”, describe Cuestas. 

En cuanto a los signos de alerta en el agresor, se caracterizan por su falta de empatía. No son sensibles ante el sufrimiento de otras personas o animales. “Son manipuladores, prepotentes o tienen afán de protagonismo y reaccionan con indiferencia cuando se los castiga”, detallan en el informe de la fundación. Además, poseen poca tolerancia a la frustración. También tienen baja autoestima y por eso se contentan con someter a otras personas. En cuanto a las conductas familiares, suelen recibir una educación muy permisiva, con falta de límites y padres poco presentes.

¿Cómo actuar? 

En caso de detectar un posible caso de bullying, la intervención es fundamental para actuar antes de que el niño presente secuelas y un estrés postraumático. Según los especialistas, los adultos deben creer en las palabras de sus hijos y acompañarlos sin culpar a la víctima ni quitarle importancia al hecho. De lo que se trata es de dejar de naturalizar la violencia y creer que el acoso “te hace más fuerte”.

El problema puede abordarlo un especialista en salud mental para la asistencia de la víctima, pero lo más importante es el abordaje que se haga en la institución o en el colegio, mediante un equipo especializado más los docentes y los directivos, que puedan primero reconocer la problemática; o por medio del Ministerio de Educación, del trabajo con el grupo de niños, quienes -según el caso- ejercieron el acoso y han sido testigos del acoso.

Para hacerle frente a esta problemática, es necesario que los adultos soliciten la asistencia psicológica de profesionales especialistas en la materia. El Ministerio de Educación de la Nación puso a disposición una línea telefónica gratuita “Convivencia Escolar” (0800-222-1197) para orientar a padres, docentes o a cualquier persona que detecte un caso de acoso.Para conocer más sobre este tema, se puede ingresar al Instagram de la fundación (https://www.instagram.com/fundacion.sancor.salud/), en el que se publica información de interés relativa a salud y educación; y al sitio informativo de Grupo SanCor Salud: www.vidaysalud.com.ar

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