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Trump, Ucrania y los viejos hábitos

Por Carlos A. Ighina (*) - Exclusivo para Comercio y Justicia
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Este país enfrenta un panorama complejo: un frente interno signado por la desocupación, una de las
economías más débiles de Europa y una situación de tensión con Rusia posterior a la anexión de Crimea

Por Carlos Ighina (*)

Después de apenas cuatro meses como presidente de Ucrania, el populista Volodomir Zelensky se encuentra envuelto en un escándalo mundial que afecta de manera bastante comprometedora a su par estadounidense Donald Trump. Con poca experiencia política y mandatario de uno de los países más pobres de Europa, Zelensky debe enfrentarse a una situación tan impredecible como peligrosa para su propia continuidad. Pero también para la misma supervivencia política de Trump, quien ya está enfrentando pedidos de impeachment por parte de los demócratas. Se lo acusa de haber presionado al ucraniano mediante una conversación telefónica que fue publicada por la Casa Blanca. El pedido de Trump era investigar al ex vicepresidente de la Administración de Barack Obama, Joe Biden, actual precandidato presidencial por el Partido Demócrata. Otro de los blancos de la investigación que pretendía el presidente era Hunter, el hijo de Biden. Ninguno de los dos se encuentra involucrado en ningún tipo de proceso judicial ni denuncia de actividades contrarias a la ley.

Durante una llamada telefónica producida el 25 de julio pasado, Trump llegó a pedirle a Zelensky que iniciara una investigación sobre Biden. El ucraniano habló sobre planes para comprar misiles fabricados en Estados Unidos, debido a la situación de tensión permanente entre su país y Rusia. La relación entre ambos pares era claramente desigual. El gobierno de Estados Unidos mantenía en espera una entrega cercana a 400 millones de dólares en ayuda para Ucrania. Sin embargo, Trump aducía que esa ayuda aún se encontraba en espera. Zelensky le prometió una investigación «justa» a Trump, sin embargo, aquél no mostró ningún signo de pretender inmiscuirse en los asuntos internos de los Estados Unidos. Surgido del mundo de la televisión, el actual presidente de Ucrania era un comediante, quien interpretaba a un primer mandatario en tono jocoso. Hoy le toca un panorama complejo, con un frente interno signado por la desocupación, una de las economías más débiles de Europa y una situación de tensión con Rusia, especialmente después de la anexión de Crimea.

Otro de los personajes envueltos en la polémica es Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, actualmente abogado personal de Trump. Giuliani estuvo en Ucrania y, si bien declaró que ahí estuvo para intentar evitar que la investigación sobre Rusia despegara, las sospechas posconversación son muchas. Paul Manafort, un consultor político y abogado que formó parte del equipo de campaña de Trump en 2016, actualmente cumple prisión por fraude fiscal debido a negocios relacionados con Ucrania. Giuliani asegura que Joe Biden llamó en 2016 a Kiev para presionar por el despido de un fiscal ucraniano, algo que hubiera sido extremadamente polémico debido a que su hijo era parte del consejo de una empresa ucraniana que se encontraba bajo investigación en el país. El abogado del presidente estadounidense se reunió con un asesor de Zelensky en Madrid unos días después de la llamada entre ambos mandatarios. Si bien el contenido de la conversación no trascendió, se sospecha que Giuliani le pidió que continuara con lo solicitado por Trump. A su vez, tanto abogados como funcionarios de inteligencia de la Casa Blanca se encuentran bajo la mira de las sospechas por haber ocultado la llamada entre los presidentes.

Una de las primeras medidas de Zelensky fue disolver el Parlamento ucraniano para convocar a nuevas elecciones, en las que su partido, formado por jóvenes sin experiencia política previa, triunfó con 47% de los votos. En Estados Unidos esto es absolutamente impensado, por lo que la batalla de Trump con los demócratas en el Congreso se ha mantenido encarnizada desde los primeros días de su presidencia. La demócrata californiana Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de los Representantes, retrasó durante varios meses los llamados de los demócratas a los procedimientos de juicio político por los hallazgos del informe Mueller. Finalmente, parece decidida a darles cauce a los avances de la investigación previa para el juicio político contra el presidente.
Por ahora, ninguno de los intentos de juicio político o destitución por la oposición tuvieron éxito. Quizás esta nueva movida no sea más que una forma de fortalecer los electorados propios de los dirigentes demócratas de cara a las elecciones de 2020, esmerilando aún más la imagen de Trump en el terreno de lo institucional, área por la cual ha demostrado amplio desprecio. Mientras el mandatario aún sigue intentando despegarse de la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016, surgen nuevas evidencias de pedidos de intervenciones extranjeras en la política doméstica estadounidense. Quizás los viejos hábitos sean difíciles de eliminar.

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