Trabajar desde la casa es una aspiración de muchas personas. La idea de evitar los traslados, pasar largas horas fuera del hogar, poder cuidar a los hijos, pasar más tiempo con la pareja o simplemente tener más libertad para manejar horarios lleva a plantearse esta alternativa como la solución…pero ¿esto es un beneficio o un perjuicio?..
No todas las personas tienen las condiciones para trabajar desde su hogar. Esto implica tener ciertas características personales para realizarlo con éxito:
• Ser metódico: es importante tener una rutina, levantarse a un determinado horario, fijarse una hora para comenzar a trabajar, espacios de descanso y demás. Ademá, imponerse un régimen y tener disciplina.
• Administrarse el tiempo de manera eficiente: es poco común que las personas sepan establecer sus propios horarios de trabajo. Esto es crítico, para evitar que las tareas se acumulen y tener que estirar la jornada para finalizarlas.
• Ser concentrado: el hogar puede tener múltiples distracciones: revistas, televisión, comida para hacer, camas para recostarse, familiares o personas que conviven y que pueden requerir la atención de quien está trabajando. Estas posibles situaciones y muchas otras sólo se evitan con concentración.
• Ser planificado: establecer objetivos de trabajo diarios, fijarse acciones concretas y medibles para verificar día a día si lo establecido se cumplió o no.
• Sentirse a gusto sin tener contacto “fluido” con las personas: el trabajo en una organización implica relacionarse constantemente con personas, desde compañeros de trabajo a proveedores, clientes y todos aquellos que forman parte de la vida laboral. El simple hecho de salir de la casa lleva a contactarse con otros. Quedarse hace que estas oportunidades de vincularse se minimicen.
• No necesitar “aire”: muchas personas necesitan dejar su hogar para renovar el aire, para tener otros espacios porque así sienten que amplían su vida. Esto es un aspecto que se reduce.
Trabajo y hogar: límites difusos
Existe una tendencia cada vez más fuerte de mejorar el balance entre la vida personal y la vida laboral. El trabajo desde casa va en contra de esto, contrariamente a lo que se piensa, salvo que los límites se establezcan claramente y se respeten.
Cuando se plantea esta modalidad debe fijarse un horario con inicio y fin de la jornada, en el cual la persona estará cumpliendo funciones para la empresa, no antes ni después. Hay alternativas en las cuales la organización brinda conexión a Internet y un teléfono, lo que puede conspirar a estar conectado permanentemente con el trabajo y convertirlo en “full life” (de vida completa).
Si sucede que la persona no tiene un espacio fijo en la casa donde instale su “oficina” y que el resto de los convivientes comprenda que por más que esté presente deben respetar su tiempo de trabajo, el espacio personal y el laboral se confunden de tal manera que perjudican su bienestar. Así los límites de las obligaciones y el descanso se mezclan. Es por ello que si se quiere avanzar en esta modalidad de trabajo, deben considerarse los motivos por los que la organización y la persona quieren implementarla; evaluar si las características personales del trabajador son las requeridas y si en el hogar están dadas las condiciones para que los espacios no se invadan mutuamente y esta solución sea un beneficio para ambas partes.
* Docente, Universidad Blas Pascal (UBP), licenciado en Psicología y magister
en Administración de Empresas.