Por Gonzalo Fiore Viani
¿Qué se viene después del brexit, la salida del Reino Unido del bloque europeo? Una de las claves es lo anticipado por Boris Johnson sobre la pequeña potencia del sudeste asiático
Un modelo utilizado constantemente por muchos de los brexiters es el de Singapur. Paradójicamente, los dirigentes más importantes del imperio donde nunca se ponía el sol ahora miran a una de sus ex colonias, una pequeña isla del sudeste asiático, como norte. Este país es actualmente el cuarto más rico del mundo, si se toma en cuenta el nivel adquisitivo de sus habitantes, apenas superado por Qatar, Luxemburgo y Macao. De apenas cinco millones y medio de habitantes, este país históricamente pobre, hoy es llamado como “la perla de Asia”, siendo además, el país más costoso para vivir del mundo. La idea de un “Singapur sobre el Támesis” ha sido levantada por muchos de los dirigentes conservadores que apoyaron fervientemente la reciente salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Empezando por el mismo Boris Johnson. Sin embargo, lograr eso es mucho más difícil de lo que parece.
Para ello es necesario hacer lo mismo que hizo Singapur en las últimas tres décadas: desregular absolutamente todos los puestos laborales, bajar los impuestos para los más ricos, y convertir a Inglaterra en un paraíso fiscal. Esto choca con las normativas regulatorias de la Unión Europea, ahora que se concretó el brexit, el gobierno de los tories ya no contaría con ese problema. Johnson está convencido de que esto se puede lograr y que la comparación con Singapur no está tan
traída de los pelos como podría parecer en un principio. La isla asiática se encuentra ubicada geográficamente en una posición estratégica muy cercana a economías como India, China y los países del sudeste asiático, hoy las más dinámicas del mundo. Inglaterra estaría, también, a las puertas de Europa, por lo que un tratado de libre comercio con la UE podría garantizarle un crecimiento económico prácticamente inédito en las últimas décadas.
El Producto Bruto Interno per capita de Singapur actualmente es el doble de aquel del Reino Unido. Luego de lograr primero la independencia del Reino Unido, y luego de Malasia, en 1965, el país asiático fue gobernado por Lee Kuan Yew, quien ocupó el cargo de primer ministro durante más de 30 años, convirtiéndose en quien muchos consideran el artífice del éxito sin precedentes de Singapur. El plan ideado por Kuan Yew consistió en lograr un desarrollo capitalista a largo plazo, con un fuerte control del Estado sobre las fuerzas productivas. Con el tiempo, Singapur fue saliendo de lo que el primer ministro había descripto como “el pozo negro de la miseria y la degradación” para convertirse en la economía más pujante del sudeste asiático.
Su estilo de liderazgo era fuertemente autoritario, encarcelando opositores, suprimiendo libertades individuales y con un control del Estado por sobre prácticamente todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos. A su vez, Kuan Yew implementó ambiciosos programas de construcción de viviendas sociales y promoción del empleo para sacar a los singapurenses de la pobreza.
A finales de la década de los noventa, el país comenzó un proceso de liberalización de su vida política y económica que lo convirtieron en un centro financiero internacional y en lo que se conoce como un paraíso fiscal.
Además, en la actualidad el país asiático está considerado como una potencia educativa y su capital como la ciudad más limpia y amigable con el medio ambiente de todo Asía. Singapur encabeza los principales rankings educativos del mundo, mientras que sus docentes ganan un salario promedio de entre 1.800 y 3.000 dólares. Mientras que al- rededor de 20% del presupuesto del Estado se destina a la educación. Ya en 1968, a Kuan Yew le preocupaba la cuestión medioambiental: “Ningún otro sello distintivo de éxito será más distintivo que el de alcanzar nuestra posición como la ciudad más limpia y más verde del sur de Asia”, dijo cuando lanzó un plan a largo plazo de “Política Limpia y Verde”. Esto tuvo efectos directos sobre la esperanza de vida del país, que pasó de 66 años en 1965 a 83 en 2019, la tercera más alta del mundo. A su vez, aumentó los ingresos por el turismo de manera más que considerable.
Actualmente la inversión extranjera directa de Singapur es superior a los 60 mil millones de dólares por año. El crecimiento meteórico del país logró hacerse en base a políticas sostenidas a largo plazo. Kuan Yew era admirado por el mismísimo Deng Xiaoping, autor de la apertura china a los mercados y considerado el artífice de la China moderna. El milagro económico de Singapur tiene pocos precedentes en el mundo. Fue posible gracias a circunstancias muy particulares que parecen prácticamente imposibles de reproducir en un escenario diferente. Sin embargo, ese es el modelo que Boris Johnson pretende para Inglaterra. Estará por verse si logra hacerlo.
Mientras tanto, la pequeña isla asiática sigue consolidando su crecimiento.