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Scarlett Johansson, famosa por sus roles en películas como Lucy y Avengers, así como por su personaje de Natasha Romanoff, mejor conocido como Black Widow, inició acciones legales contra el desarrollador de la aplicación de inteligencia artificial (IA) Lisa AI por utilizar su nombre e imagen, en un anuncio en Internet, con el propósito de convencer mediante la exhibición de imágenes que presuntamente fueron generadas por aquélla.
En el anuncio se pueden visualizar imágenes creadas por la IA basadas en la imagen física de la actriz, y además, se incluye una versión generada por IA de la voz de la actriz, que dice “creo que no deberías perdértelo”.
Si bien existen muchos casos de demandas de este tipo, este caso podría establecer un precedente importante en la intersección del derecho de imagen y la IA, ya que Johansson es la primera superestrella en sumarse a esta tendencia. Este caso echa luz sobre cuestiones legales cruciales en el mundo de la tecnología y el entretenimiento, a la vez que pone de manifiesto los desafíos que enfrentan los artistas y celebridades en la era digital.
En este caso queda evidenciado que ciertas prácticas, que incluso en ciertos países se encuentran en una laguna legal, pueden infringir el derecho de imagen y violar los derechos de propiedad intelectual de la persona a quien se reproduce su imagen a través de este tipo de tecnologías.
Particularmente en nuestro país, el derecho de imagen se encuentra protegido por la Constitución Nacional y diversos tratados internacionales, incluyendo la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Convenio de Berna. La jurisprudencia argentina ha establecido que el derecho de imagen es un componente del derecho a la identidad, que incluye la protección de la imagen, el nombre y otros atributos de una persona. En este contexto, el uso no autorizado de la imagen de una persona puede constituir una violación de sus derechos y dar lugar a una compensación por daños.
El uso de la IA plantea desafíos únicos en el ámbito del derecho de imagen. A medida que la IA se vuelve más avanzada, la línea entre la creación humana y la generada por máquinas se difumina. En este caso, la empresa de IA argumenta que la imagen utilizada es una creación artística de la IA y, por lo tanto, no está sujeta a las mismas restricciones que si hubieran utilizado una fotografía real de Johansson. Sin embargo, esta defensa podría ser cuestionada en el tribunal, ya que el derecho de imagen se centra en la identidad de la persona, independientemente de si la imagen fue generada por humanos o máquinas.
Además del derecho de imagen, el caso de Johansson también se basa en cuestiones de propiedad intelectual. El uso de su imagen sin autorización no solo infringe su branding personal sino también sus derechos de autor y marcas comerciales, ya que, en el caso de la actriz, su imagen se considera parte de su identidad como artista y figura pública.
Lo que nos lleva a plantearnos si la IA puede ser considerada una entidad creadora con derechos de autor y si puede violar las marcas registradas de una persona.
Este caso en particular plantea cuestiones legales fundamentales en el ámbito del derecho de imagen, la IA y la propiedad intelectual. A medida que la tecnología avanza, los tribunales enfrentan el desafío de adaptar la ley a esta nueva realidad. Este caso podría tener un impacto significativo en la jurisprudencia argentina y en la forma en que se aborden casos similares en el futuro. La resolución de esta demanda echará luz sobre la protección de los derechos de imagen en la era digital y cómo se equilibran con la innovación tecnológica.
(*) Agente de la propiedad industrial
(**) Abogada, agente de la propiedad industrial
