El conflicto surge de la naturaleza humana. Allí donde residen las relaciones sociales habrá desavenencias pues los intereses de todas las personas fluctúan por una amplia gama de factores. Los Estados surgieron como forma de organización porque no bastaron otras formas de control social como la familia, las tribus, los grupos comunitarios y el credo. El Estado vino a instaurarse aprovechando que el pueblo delegó, de cierta forma, su soberanía, para que esta institución regule parte de sus vidas. Sin perjuicio de ello, la conformación de gobierno no vino a avasallar las libertades sino sólo a establecer las bases de una convivencia armónica, pues en caso de restringir todos los derechos estaríamos hablando de un conflicto generalizado.
Con el paso del tiempo, el avance de la tecnología, las nuevas formas de organización económica y la diversificación cultural fomentada por los procesos de globalización han requerido la creación e implementación de nuevas formas de resolución de conflictos. Fue y sigue siendo necesario establecer estrategias que fomenten la cooperación, la empatía, la solidaridad, el respeto por la diversidad, la no violencia y la participación activa de todos los ciudadanos. Históricamente, se generaron espacios de resolución basados en la confrontación en el marco de la justicia, pues las normas fueron siempre el norte de toda forma de organización, aunque no siempre viene a resolver los requerimientos de la gente. Es entonces cuando viene a tornarse relevante la mediación, ya que la comunicación de los involucrados en un desacuerdo permite lograr una satisfactoria composición de intereses de forma pacífica y, yendo más allá, descomprimir el sistema de justicia, promover mecanismos de diálogo, comprensión y aceptación de que cada individuo es el resultado de diferentes historias que se apartan de la propia.
Desde la implementación de esta forma de resolución alternativa de conflictos por parte del Estado se ha evidenciado que este tipo de políticas públicas propicia una nueva postura social que permite a las personas su tránsito por un proceso con la autocomposición y la no adversarialidad como características principales.
La ley 10543 introdujo, en Córdoba y Río Cuarto, la obligatoriedad de instancia de mediación en la etapa prejurisdiccional, a los fines de acercar a las partes y, en caso de no arribar a un acuerdo, sólo en ese momento se requiere intervención del Poder Judicial. El perfeccionamiento y la creatividad de los profesionales en mediación han venido a quebrantar la potencialidad del conflicto pues lograr en dicha instancia una resolución por parte de requeridos y requirentes es un logro, no sólo del centro interventor sino también para el Estado.
Entender que la mediación es un proceso necesario y promoverlo como política pública que se integre culturalmente es transmitir que los litigios no siempre son provechosos y que la paz lograda por la facilitación de procesos de comunicación suele ser la vía adecuada para la convivencia en armonía.
Es necesario hoy explorar nuevos espacios pues la mediación no debe limitarse únicamente a las controversias con potencial intervención judicial. Los campos de aplicación son mucho más amplios, a saber:
1 – Podríamos repensar el servicio de mediación asociado a los conflictos deportivos, soslayando las particularidades que priman en nuestro país caracterizado por hechos violentos.
2 – La implementación con aún más fuerza en el ámbito escolar, soslayando conflictos entre alumnos, padres, docentes, directivos y/o inspectores que conforman toda la comunidad educativa.
3 – También la mediación intercultural pues en un mundo cada vez más globalizado y en un país tan plural, hacen faltan más espacios para propiciar el reconocimiento del Otro para armonizar la convivencia entre actores sociales o instituciones de diferentes culturas o entre minorías culturales y la sociedad mayoritaria.
4 – Se puede potenciar la mediación en las fuerzas de seguridad, en dos campos principales: a) el primero de ellos se centra en la policía de proximidad, que ha venido a romper con el paradigma de una institución cerrada y plantea, mediante el uso de la mediación, la democratización de la fuerza, lo que posibilita la transparencia, el rendimiento de cuentas por el Estado y la participación de la ciudadanía, logrando así reducir los conflictos y sus escaladas; b) el segundo es en el campo penitenciario, que utiliza la mediación para disminuir hechos de violencia originados en establecimientos carcelarios entre internos alojados o con el personal. La mediación penal adquiere gran relevancia en otras etapas del proceso pero, en lo referido a la ejecución penal, habitualmente no se media.
5 – Por último -sin por ello restarle importancia-, la mediación en el ámbito laboral y/o empresarial, pues las aristas de este campo no se limitan únicamente al ámbito judicial sino también al trato que tiene el personal entre sí o con las autoridades de una organización; también para la resolución de conflictos vinculados con huelgas o incluso podríamos repensar en profundizar la mediación en el derecho administrativo, pues no sería necesario recaer en trámites a veces burocráticos que causan desgaste a las partes que intervienen.
Una vez planteado lo antedicho, se evidencia la necesidad de ampliar los campos de aplicación de la mediación, sumando procesos resolutivos de conflictos que no tengan como característica principal la potencial participación del Poder Judicial.
Se invita a todos los pacificadores a replantearse la mediación, no sólo como proceso sino también en los diversos campos de aplicación: la paz como norte no posee límites.
(*) Mediador. [email protected]
“hacen faltan más espacios para propiciar el reconocimiento del Otro para armonizar la convivencia entre actores sociales o instituciones de diferentes culturas”
Dejar de ver a ese otro como mi enemigo, sólo porque es diferente, tiene otros modos de pensar, sentir y hacer según su cultura.
Se trata de animarnos a “conocer que existen otras realidades muy diferentes a las nuestras”.
En esa diversidad está la riqueza!
La ignorancia, el miedo generan grandes conflictos y divisiones.
A menudo olvidamos que todos somos “SERES HUMANOS”
Excelente Marcos!! Coincido plenamente. Felicitaciones!!!
Marcos! gracias por tu reflexión e invitación a ampliar el campo de aplicación de este método en esencia virtuoso. Me permito un aporte en lo atinente a “que la comunicación de los involucrados en un desacuerdo permite lograr una satisfactoria composición de intereses de forma pacífica”. En mi experiencia la comunicación no es suficiente para una satisfactoria composición de intereses, también se requiere y es condición que las personas tengan flexibilidad cognitiva. Esta habilidad permite a las personas “enganchar” en una comunicación orientada a componer intereses de forma pacífica. Seguimos la conversación! Un abrazo
Muy buena reflexión..
Excelente artículo! Mediador. Adhiero en el desarrollo de la mediacion en otros espacios donde el conflicto se encuentra presente y se lo reconoce como tal. Es cuestión de empezar a trabajar en ello!!!!
Excelente artículo