Con su reciente inserción en la nueva revolución industrial, China busca liderar la virtual carrera frente a Estados Unidos y Alemania, preparando un nuevo “estallido de productividad”
Por Salvador Treber
La primera y la segunda revolución industrial lograron ser capitalizadas en diversos grados por los países en los períodos 1815/40 y 1890/1914 sin que tuvieran tropiezos sino continuados éxitos militares. En ambos casos, el Reino Unido logró extender sus dominios a un gran número de colonias y consolidar su presencia y liderazgo. Esa situación se modificó sustancialmente con los extraordinarios avances de Estados Unidos y el correlativo relativo retraso del primer país, líder en el proceso de sucesivos avances industriales.
En 1917, cuando en Rusia el zar era destronado, se constituyó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y comenzaron a dividirse las vías de control político, económico y social. Bajo la conducción primero de Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) y luego de Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (Stalin) logró consolidar su poderío y aparecer como histórico vencedor sobre las tropas alemanas tras la épica batalla de Stalingrado, actualmente Volgogrado, en que cada bando dispuso en el campo de batalla más de un millón de soldados. Por entonces, Japón (invadido por China en 1935), no dio mayor importancia al surgimiento como líder revolucionario de Mao Tse Tung que en 1948 logró expulsar a Chiang Kai Sheck del área continental y condenarlo a recluirse en la isla por entonces conocida como Formosa (actualmente Taiwán).
El nuevo régimen chino desde 1980 en adelante ha dado múltiples y sorprendentes testimonios de sus continuados avances. A mediados del año 2015 la Secretaría de las Naciones Unidas comunicó a Pekín que había logrado superar a Estados Unidos y entronizarse como nuevo máximo líder mundial. Las autoridades chinas respondieron que recién a fines del año 2030, cuando alcanzaran el nivel de producto por habitante que ostenta Estados Unidos, sería momento de festejar.
Como la población actual del país asiático es de 1.425 millones de habitantes, alrededor de cuatro veces la de la potencia estadounidense, ese logro seguramente le permitirá mantener el liderazgo absoluto durante por lo menos en todo el presente siglo.
Su trayectoria y nuevas metas no dejan de sorprender, pues en este caso se trata de los anuncios oficiales sobre el comienzo de una nueva revolución industrial que hace centro en la informatización y automatización integral, junto con el funcionamiento a pleno de 25 nuevas ciudades con menos de 15 millones de habitantes cada una, dedicadas a impulsar dicho proceso con ciudadanos reeducados al efecto.
El referido “estallido” procurará un salto en el vigente índice de productividad estimado en alrededor de 35% durante más de una década a partir del comienzo del año 2020. Estos aspectos han respaldado su reconocimiento internacional como “la expresión más vigorosa e innovadora del actual esquema capitalista”. Por los progresos alcanzados y su sólida configuración, se le adjudica la consagración como una gran potencia ecuménica.
Las características de su expansión
La decisión de tomar la iniciativa en una serie de países, al margen de la dimensión unitaria de las respectivas obras, dejó en evidencia la potencia inversora externa.
El nivel de ejecución chino ya supera holgadamente a la de Estados Unidos y ha encarado la construcción de una línea de ferrocarril desde la costa del océano Índico en Etiopía hasta un nuevo puerto sobre eloOcéano Atlántico que originalmente se presupuestó en US$13 mil millones.
También ofreció realizar una obra semejante para unir la ciudad de Pernambuco (Brasil), sobre el océano Atlántico, con un puerto peruano al sur de Lima, sobre el Pacífico. Hasta ese momento, la principal y más extensa construcción ferroviaria fue en Estados Unidos a través de miles de kilómetros, también para vincular un puerto sobre el Atlántico con otro sobre el Pacífico. Tal experiencia fue muy valiosa y ejemplar, pues se convirtió en pionera como la mayor iniciativa mundial de expansión económica y comercial que concentró la máxima operatoria; además de ser un imán que atrajo importantes corrientes inmigratorias.
Este proceso era señalado como la epopeya más importante del capitalismo en el transcurso de todos los tiempos; aunque cabe agregar que ya encararon una obra semejante que permite surcar todo el territorio chino.
En Argentina, pese a las injustificadas interrupciones, se construyeron varias obras en la Patagonia y se reanudaron las dos centrales generadoras de energía hidroeléctrica al sur de la provincia de Santa Cruz, muy próximas al estrecho de Magallanes.
Las acciones acciones chinas en el mundo se han convertido en un factor decisivo para impulsar la productividad, al diseñar y ejecutar una múltiple red internacional de comunicaciones y transportes.
En esa tarea se subraya la relevancia de dos momentos estelares. El primero, el encarado en forma paralela con la disolución de la Unión Soviética (1991) y el segundo, en oportunidad del ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio en el año 2002. La época que incluyó tales acontecimientos se verificaron en el transcurso de lo que se identifica como la Cuarta Revolución Industrial; la cual permitió en toda su valiosa trayectoria que el régimen capitalista impulsara un grado de progreso sin precedentes, con una inflexión técnico-científica que permitió implementar el denominado “efecto red”.
Como consecuencia de ello, se anuncia que en el transcurso del año 2022 China alcanzará dentro de sus fronteras 588 millones de usuarios con tecnología 5G. Para esa época, en el mundo serán 3.500 millones, aproximadamente a la mitad de la población del planeta.
Según los impulsores de la tecnología, junto con la robotización permitirá en el transcurso del año 2020 crear 50 mil millones de sensores intercomunicados. Obviamente, se avecina una formidable revolución en el ámbito de las comunicaciones que, desde Pekín, procuran extender a todo el planeta.
El avance de la evolución tecnológica
Debe tenerse muy en cuenta que en esta nueva “Revolución Tecnológica” las mayores empresas del rubro (Nokia, Qualcomm, Ericsson, Samsung e incluso la china Huawei) compiten en el área técnica y funcional de la 5G por la primacía absoluta en el mercado internacional de la especialidad. La disputa está en la monopolización de “ventanas únicas” (cloud computing) capaces de llevar las funciones al plano virtual, junto a una serie de chips que reducen los costos y mejorarían el rendimiento en la fabricación de smartphones. Estos objetivos se han logrado en algunos países, pero en China no se les ha permitido operar a estas empresas.
Cabe tener muy en cuenta que son integrantes del ecosistema digital que genera un tercio el PBI mundial, lo cual equivale a US$4,9 mil millones y generan un beneficio anual equivalente a 18,5% del capital invertido.
El ministerio chino de Industria y Tecnologías de la Información anunció que ha otorgado licencias para el uso comercial de redes 5G a las compañías China Telecom, China Mobile, China Unicom y China Broadcasting Network. La medida abre una “nueva era” en la industria de las telecomunicaciones de China.
Aunque por el momento sólo ha otorgado licencias a estas cuatro compañías locales, sigue “dando la bienvenida” a las empresas extranjeras para que participen “de forma activa” en este mercado. Por otra parte, se espera que el 5G dispare una ola de reemplazos de teléfonos móviles, y tres de los cinco líderes mundiales de la telefonía móvil son chinos: Huawei, Xiaomi y Oppo.
En esa enconada carrera entre gigantes, la firma Nokia Labs ha estimado que la producción total representó en Estados Unidos alrededor de US$1,7 mil millones; pero en la próxima década se incrementará hasta alcanzar como mínimo US$2,9 mil millones; proceso en el que China está también está empeñada.
Actualmente en ambos escenarios se ha puesto especial interés en producir con vista a incursionar en el ámbito global con productos que satisfagan los gustos, necesidades y modalidades que caracterizan a los grandes centros poblados de los cinco continentes.
El tema central no es técnico, pues dicho aspecto se lo considera resuelto. La clave está en bajar considerablemente los costos para poder atender a todos los potenciales los demandantes, cualquiera sea su nivel de ingresos. Se considera que ello será posible, pues los costos se vienen reduciendo sustancialmente a medida que el sistema se extiende geográficamente. Los especialistas aseguran que dicha carrera se acentuará en forma exponencial, por haberse en ese tiempo consolidado el régimen capitalista, justamente debido a la introducción de todos los adelantos científicos antes referidos.
Mientras tanto, China se convirtió en el mercado de comercialización más importante del planeta. Prueba de ello es que en 2017 las ventas minoristas se elevaron a US$680 mil millones y en 2018 crecieron 11,9%. Esta posición de liderazgo en el desarrollo 5G le ha permitido fijar ciertas reglas operativas en el ámbito internacional que pretende conservar en el transcurso de todo el siglo XXI; razón por la cual en Washington se considera vital poder, como mínimo, compartir dicho liderazgo.
Las empresas argentinas mejor dotadas, si se lo proponen, podrían incursionar allí sin impedimentos y, por lo tanto, acceder a importantes beneficios que holgadamente estarían en condiciones de mantener en forma permanente con un muy activo y productivo canal de e-commerce, que irradiaría su presencia a todo el área.
Hace pocos meses, Corea el Sur instaló sorpresivamente la primera red de 4G del mundo que, además, ofrece instalar la robotización e inteligencia artificial. Complementariamente ha logrado que alrededor de la mitad de sus 50,8 millones de habitantes accedan a ella. Es obvio que su reducido territorio de 100 mil km2 y la concentración de la población en los alrededores de Seúl hayan facilitado dicho proceso, que se verifica en Chicago y Minneapolis (EEUU) y Valencia (España). Al respecto, debe recordarse que Argentina todavía no ha definido su banda del espectro radioeléctrico apto para que se opere con dicha tecnología.
Por último, cabe agregar que lejos de detener su avance, el ministro chino de Industria y Tecnologías de la Información Miao Wei anunció que investigadores chinos comenzarán formalmente con la Investigación y el Desarrollo (I+D) de la tecnología móvil 6G en 2020 con el objetivo de comercializarla en 2030.