lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La selfie del mono

Por Luis Carranza Torres* y Sergio Castelli**
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David Slater es un fotógrafo británico especializado en retratar la vida silvestre. En el año 2011 se encontraba en Indonesia y su objetivo era documentar fotográficamente la vida de los macacos negros crestados.

Dicha especie de los primates que recibe el nombre científico de “macaca nigra”, resulta correspondiente al orden de los catarrinos y a la familia de los cercopitécidos o “monos del viejo mundo”.

De un tamaño de cuerpo de 44 a 60 centímetros y un peso que oscila entre 3,5 y 10 kilos, se trata de una de las especies más pequeñas de macacos. Tienen una esperanza de vida de aproximadamente 20 años. Sus hábitos son diurnos y viven en la selva de la isla indonesia de Célebes, así como en sus inmediaciones. Desde 2006, ha sido incluido dentro de las especies en riesgo serio de extinción. Ha sido cazado por su carne y por considerárselo “plaga”. Pero la creciente deforestación de las selvas tropicales es lo que, hoy por hoy, resulta la más importante de las múltiples amenazas a su supervivencia.

Es por ello que dicha especie ha generado el interés de muchos, tanto por su preservación como por documentarla, y en esa actividad estaba Slater cuando uno de los animalitos, sin aviso previo, tras curiosear en el equipo fotográfico del inglés, tomó una de sus cámaras y se tomó asimismo unas cuantas fotos. Un autorretrato fotográfico, para decirlo en nuestro idioma, aunque últimamente hemos importado del inglés la palabra “selfie” para nombrar a tal actividad.

Cuando el fotógrafo logró recuperar su cámara, el monito había capturado unas cientos de imágenes de sí mismo. La mayoría estaban desenfocadas o disparadas para cualquier lado, pero un grupo de ellas satisfacía todos los requisitos de la técnica. Una en particular, que mostraba una hembra sonriente, es la que desató posteriormente toda una polémica en torno de los derechos de autor.

Es que en esta época de Internet y demás redes sociales todo lo curioso se difunde parece que con mayor rapidez incluso que la velocidad de la luz. A la foto en cuestión de la hembra fotógrafa, Slater la dio a conocer bajo el rótulo de la “selfie de mono”. Uno de quienes la observaron la subió, junto a otras del grupo, a Wikimedia Commons. De allí se “viralizaron”, captando el interés de los internautas con un alcance global.

Esa difusión indiscriminada, obviamente, le patea al tacho de la basura toda pretensión de Slater de explotarla comercialmente. Pero cuando el fotógrafo presentó una solicitud a los efectos de que fueran retiradas, invocando sus derechos respecto de ellas, la Fundación Wikimedia la rechazó, este año.

La organización fundamentó el desistimiento en el hecho de que atento a que las fotos habían sido tomadas por un mono y no por Slater, y los animales no pueden ser titulares de derechos de acuerdo a las leyes de copyright de Estados Unidos -legislación que se aplica a dicho sitio-, se seguía que tales fotografías se encontraban en el dominio público.
Slater les dijo de todo y, en particular, que llevaría el asunto a los tribunales. A partir de allí se generó todo un debate respecto a de quién son las fotografías que tomó la mona. Pero ese análisis, por demás interesante, se los dejamos para la próxima semana.

* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. ** Agente de la Propiedad Industrial

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