No le alcanzó para cumplir con su cometido en las PASO, pero al menos José Manuel de la Sota se daba el gusto de ratificar su liderazgo local, logrando convencer a 632 mil cordobeses que lo acompañaran en su aventura presidencial.
A poco de la consagración de Sergio Massa como candidato a presidente, su socio cordobés ratificaba la alianza y se lanzó a trabajar en la campaña para intentar transferirle su capital electoral.
Semejante caudal de votos “huérfanos” se volvía algo enormemente apetecible, al equivaler a 3% del padrón, lo suficiente como para decidir si la elección de ayer iba a balotaje o se terminaba en primera vuelta. Ello convirtió a Córdoba en una especie de “tierra prometida” para los tres más votados en las PASO: Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa.
Sabiendo lo difícil que es cambiar de voluntad a un elector entre una primaria y una general, hacerse de la voluntad de los votantes de De la Sota resultaba una jugada estratégica.
¿Cómo les fue en esa empresa a los candidatos? Aproximadamente 45% mantuvo su fidelidad con De la Sota y votó a Massa. Pero 35% se inclinó por el “voto útil” y dio su apoyo a Macri. El restante 20% decidió acompañar a Daniel Scioli. Ello hizo que -a escala nacional- las cifras de Massa treparan 1,35%, le aportó 1,15% a Macri y le otorgó 0,58% a Scioli.
Si alcanzaron para forzar o para evitar el balotaje, era algo que aún no estaba claro al momento de escribirse estas líneas.
* Jefe de Redacción