Mediante el aumento de sueldos, la incorporación de trabajadores y el alza de la formalidad, los ingresos de los trabajadores del sector privado sostienen el mercado interno. Resta mejorar el aún alto nivel de empleo “en negro”.
El consumo interno constituyó el principal motor del crecimiento de la actividad en el país durante los últimos años, más allá del aporte que en algunos sectores también realiza el sector externo. El boom del consumo en Argentina estuvo apoyado, a su vez, en varios pilares: la fuerte expansión del gasto público –que implicó la transferencia de recursos a los sectores más empobrecidos- y el retorno de la negociación salarial –que impulsó las remuneraciones de los trabajadores del sector privado-. Por ello, conocer cuánto y en qué sectores evolucionó la masa salarial en el país contribuye a conocer quiénes son los consumidores actuales, de qué montos disponen y qué tipo de inversiones les pueden resultar tentadoras.
La consultora Abeceb analizó la evolución de las remuneraciones de los trabajadores del sector privado desde 2006 y la generación de puestos de trabajo, a partir de los datos provistos por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
Del comportamiento global del empleo formal puede observarse que éste tuvo un alza de 17% durante los últimos cinco años: de los aproximadamente 5,1 millones de puestos registrados en 2006, los datos cerrados de 2010 indican que se habrían alcanzado 5,9 millones.
A su vez, los salarios registrados demostraron en el período una notable recuperación. La variación fue de 129%, que –conjuntamente con el incremento de los puestos de trabajo- generó una masa salarial 167% mayor en el último quinquenio.
De acuerdo con el análisis de la consultora “este fenómeno resulta indisociable del boom del consumo privado que se observó en el período: en cinco años esta variable se incrementó en 23% en términos reales”, traccionado por el crecimiento de la masa salarial.
Por sectores
En 2006 la industria manufacturera aportaba 21% al total de los empleados registrados. Cuatro años más tarde dicha cifra cayó a 20%. Los salarios del sector, por su parte, estuvieron dos puntos porcentuales por debajo de la variación promedio de los sueldos de la economía, lo que se tradujo en una caída de la misma cuantía en el aporte a la masa salarial total. Este dato es significativo en tanto el sector industrial aporta aproximadamente 25% al total de la masa salarial en la Argentina.
Esta caída registrada en el aporte de la industria se compensó con el terreno ganado por el sector de comercio, donde el avance fue de 1,2 puntos porcentuales, por lo que alcanzó una participación de 16% en la masa salarial total del país. Esto se debe a la fuerte tasa (25%) de crecimiento del empleo en blanco para este rubro durante el último quinquenio, hecho particularmente significativo para un sector que concentra 18% de los puestos de trabajo registrados. La masa salarial proveniente del comercio creció en el período en cuestión 188% -sólo por debajo de la actividad minera- y de esta forma el rubro fue el que mayor aporte efectuó en el incremento de la masa salarial del total de los sectores.
Tras comercio y minería, el sector que registró mayores subas en términos de masa salarial fue el de actividades inmobiliarias. Si bien en el rubro inmobiliario los salarios se ubicaron entre los últimos lugares, la cantidad de puestos de trabajo registrados tuvo una importante variación (27%).
El sector agropecuario presentó una evolución modesta con respecto al total de la economía: con 8% más de puestos de trabajo y siendo el sector con el salario promedio más bajo, la masa salarial del agro se incrementó 148%, 19 puntos porcentuales por debajo del total.
En términos generales, el empleo registrado creció 17% en los últimos cinco años, acompañado por una recuperación de los niveles de salarios, que muestran un incremento promedio anual de 23%. La suma de estos dos factores se tradujo en una mejora de la masa salarial de 167%, pieza fundamental para explicar el boom de consumo experimentado durante el período. No obstante, la mejora en la formalidad de los puestos de trabajo es todavía un desafío, ya que el empleo no registrado comprende aún a 34,6% del total.