Durante su discurso de toma de posesión como presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln afirmó, en marzo de 1865: “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Lincoln estableció el rol preponderante de las minorías parlamentarias como límite y contralor de las mayorías -tentadas por discursos hegemónicos- que están llamadas a ceder el paso y sumarse a las transformaciones estructurales y las necesidades de bienestar y convivencia más apremiantes de la sociedad. Demandas generalmente olvidadas por quienes ejercen el poder.
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