Es una auténtica locura pensar que en pleno siglo XXI se esté discutiendo sobre si se deben reescribir términos o pasajes de obras literarias, ensayos y óperas porque a algunos, en nombre de una falta moral, les parecen procaces o incorrectos.
Cuando comencé a escuchar los primeros rumores pensé que se trataba de chismes de peluquería y/o de señoras y señores aburridos. Pero era verdad.
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