De acuerdo con un estudio realizado por Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi), el mercado TIC en Argentina ha experimentado un crecimiento sostenido a lo largo de la última década. Entre 2003 y 2013 las TIC aumentaron sus ventas 18% anual en promedio.
De tal modo, se puede apreciar cómo la inversión en tecnología, informática y comunicaciones crece año a año; no sólo como compañías especializadas en el sector sino como áreas dentro de las estructuras de diversas empresas privadas y del sector público.
Esta industria está cada vez más cerca del negocio, contribuyendo como parte integral del mercado, como unidad diferenciada o colaborando en el éxito de empresas de otros sectores.
Mientras más crecen las estructuras TIC de las organizaciones argentinas, más se incrementan los presupuestos destinados a su inversión. Un ejemplo de ello es que desde 2011, el nivel de actividad de esta industria se ha ubicado por encima del crecimiento del PIB.
En 2012, cuando la actividad económica tuvo un desarrollo de 1,9%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la de inversión en el sector fue de 22,8%, según Usuaria. En 2013, la relación fue de 4,3% de PIB contra 24,7% de los presupuestos para tecnología. La proyección para 2014 estima que la cifra se incrementará hasta 27,6%, aun con la economía del país en retroceso.
La razón de este avance es que las áreas de Tecnologías de la Información tienen cada vez más tareas, con un papel central o relativo, ya que forman una parte integral del negocio de la organización de una empresa. A medida que crecen más sus obligaciones, aumentan -aunque no en la misma proporción- las partidas presupuestarias asignadas al área para responder a su nuevo rol; si bien a pesar de que la inversión en IT se incrementa, suele ser insuficiente para responder a la demanda que tienen.
Lo mismo sucede con otros sectores dentro de las empresas. Las previsiones que se hacen de las inversiones, gastos y retornos no reflejan los resultados que se alcanzan a fin de año. Por tal motivo, se vuelve imperiosa la necesidad de elaborar un sistema para armar un presupuesto que mida con mayor exactitud las necesidades de las compañías.
Especialmente a partir de la creciente inestabilidad financiera en América Latina.
A este respecto, todas las organizaciones, independientemente de su tamaño o sector, procuran aprovechar al máximo todos sus recursos. En tal sentido, resulta vital para las empresas una planificación clara que enfrente los retos y desafíos diarios, tanto internos como externos, y pueda verlos reflejados en el proceso de elaboración del presupuesto.
En el momento mismo en que la empresa elabora su budget, ésta mira hacia adelante y se plantea los próximos desafíos, identificando objetivos precisos y los caminos que debe transitar para cumplirlos. Es por ello que el presupuesto anual debe considerarse un programa económico empresarial a corto plazo, un plan de acción dirigido a completar una meta prevista que, si bien se encuentra expresado en valores y términos financieros, conlleva en sí mismo la estrategia de la compañía. Por lo tanto, como herramienta de gestión el presupuesto anual debe cruzar de forma transversal toda la organización.
En el contexto actual de alta competitividad, a la hora de gestionar y controlar los cambios de estrategias y presupuestos es muy importante contar con una herramienta de armado de presupuesto que además de confiabilidad nos permita rediseñar y simplificar los procesos de generación de escenarios.
En este sentido, cada vez son más las empresas que optan por utilizar un sistema de gestión ERP para facilitar también la creación del budget.
Esta herramienta integra toda la información de la compañía en un mismo lugar y permite un análisis profundo de los procesos, datos y resultados. Gracias a ello, las tareas de proyectar, cuantificar pronósticos y realizar previsiones de diferentes componentes de un negocio se tornan mucho más sencillas.
La gestión presupuestaria se vuelve así un instrumento importante para conducir el negocio y mantenerlo en control. No sólo facilita la utilización adecuada de los recursos sino que proporciona eficiencia en las operaciones y ayuda a lograr una buena planificación.
Además, mediante su utilización los directivos pueden tener un mayor seguimiento de lo que ocurre en la empresa, establecer prioridades, evaluar la consecución de sus objetivos y tomar mejores decisiones dirigidas a alcanzar con éxito los objetivos planteados.
* Director General de Softland Argentina