Muchos mitos han surgido en torno a los fundadores de startups, pero no todos son auténticos. El MIT (Massachusetts Institute of Technology), mediante su centro Martin Trust, quiso acabar con algunos de ellos. En un MOOC (curso online masivo abierto, por sus siglas en inglés) subido a la plataforma educativa EdX refuta algunos de ellos:
1- Los emprendedores no nacen, se hacen. Los emprendedores no tienen un ADN privilegiado ni hay un gen del emprendimiento como tal, que sólo tengan unas pocas personas. Según el MIT, pensar esto “es un error y constituye una actitud derrotista”. En realidad, existen competencias concretas que se pueden enseñar y aprender.
2- No hay emprendedores en solitario sino equipos. Cuando indagamos en la historia de muchas startups de éxito encontramos equipos de fundadores muy diversificados que han conseguido trabajar en común. “Los equipos inician compañías y un equipo más grande puede incrementar las posibilidades de éxito”, recomienda el MIT.
3- Los emprendedores no son los más inteligentes de la clase. Otro de los falsos mitos que circulan es que se muestran como alumnos aventajados durante sus años en la escuela o la universidad. De hecho, suele pasar que los emprendedores no sean estudiantes sobresalientes en sus clases, lo cual no significa para nada que no sean inteligentes. El MIT destaca que las notas no son relevantes. “La concentración y la dedicación hacen a los emprendedores exitosos”, dice.
4- No basta con tener carisma para ser un emprendedor de éxito. El carisma puede ayudar a labrarse una carrera y a prosperar, pero no lo es todo. Es una característica que por sí sola no resulta sostenible. Más que esta propiedad, los empresarios exitosos presentan otras como su visión, pensamiento sistemático, fuertes habilidades analíticas, una mezcla de humildad y ambición.
5- Los emprendedores no aman el riesgo. Éste es uno de los mantras que se puede escuchar con mayor frecuencia: los emprendedores suelen amar el riesgo. Sin embargo, en la mayoría de los casos es casi lo contrario. De hecho, la mayoría de los emprendedores exitosos odia tener que dejar las cosas al azar. Lo que ocurre es que prefiere llevar a cabo una toma de riesgos inteligente, es decir, maniobrar para eliminar la mayor cantidad de riesgo posible.
(*) Instituto de Tecnología de Masachusetts