El juicio por paternidad más comentado de Francia

Un embarazo por demás público. La madre soltera más famosa de ese país, devota admiradora de Leo Messi.

Por Luis R. Carranza Torres

Cuando Rachida Dati, la ministra más polémica y poderosa del gobierno de Nicolas Sarkozy, anunció su embarazo, en 2007, inició no sólo una etapa personal distinta en su vida sino también en su carrera política.

Para Dati, su próxima maternidad acarreaba no apenas una exposición pública por demás molesta sino que removía sentimientos muy profundos en ella. La muerte de su propia madre, cuando ella era todavía una niña, la forzó a ocupar su sitio en ese hogar pobre de la Borgoña; tenía ocho hermanas y cuatro hermanos.

“Mi madre fue la luz de mi vida. Cuando la perdí, pensé que estaba siendo castigada por algo”, dijo al respecto en una entrevista.

El suyo fue el embarazo más mediático de Francia. Periódicamente los medios publicaban imágenes analizando su estado de gravidez cuando salía del Palacio del Elíseo o del Ministerio de Justicia que tenía a cargo. Que no dijera quién era el padre sólo le agregaba condimento a la curiosidad de unos y al morbo de otros.

Tanto en la izquierda como en la derecha, su persona molestaba. Era un ejemplo de una Francia multicultural, de alguien que se elevó desde la pobreza y las minorías discriminadas, de una persona que entendía el carácter y la capacidad de trabajo más importantes que la extensión de su currículum. Una chica de barrios bajos y de provincia que podía competirle en glamour a la más aristócrata de las parisinas; una política que no seguía el “cursus honorum” tácitamente aceptado por todos en el ramo, para tomar cuasi por asalto los puestos del poder cuando la oportunidad se le presentaba.

Su hija nació el 2 de enero de 2009, siendo todavía ministra de Justicia del gobierno de Sarkozy. Luego de dar a luz, regresó a su trabajo como ministra cinco días después, generando fuertes críticas. Fiel a su estilo, expresó: “El primer derecho de las mujeres es poder elegir: elegir trabajar o elegir quedarse con su hijo. Cada opción es respetable”.

Fiel a sus orígenes, a su hija le puso el nombre árabe de Zohra, que significa “flor luminosa” y también “blancura”. Se supone que refleja a mujeres decididas, enérgicas, trabajadoras y seguras de sí mismas. Esas que dan la apariencia de reservadas, calmas y aplomadas pero que en realidad resultan más bien estructuradas, algo autoritarias, activas, trabajadoras y ansiosas de poder. En definitiva, el nombre era un buen resumen de la propia Rachida y de lo que esperaba de su hija.

En junio de ese año dejó el gobierno para presentarse como eurodiputada. No lo hizo por gusto: el presidente Sarkozy le había pedido que diera un paso al costado, celoso por la sombra que su notoriedad pública le causaba. Que fuera una de las mejores amigas de su exmujer, Cecilia Ciganer Albéniz, tampoco la ayudaba en nada. Que la nueva pareja del presidente, la cantante Carla Bruni, la odiara, todavía menos. Dejaba atrás en sus dos años en el ministerio 30 reformas en marcha del vetusto aparato judicial francés.

Luego de mucha reserva suya y mucha más discusión mediática sobre quién era el padre de Zohra, en 2012 Dati comenzó el proceso judicial del caso para que el millonario, playboy maduro y dueño de casinos Dominique Desseigne, amigo personal de Nicolas Sarkozy, fuera declarado padre de su hija. Por obvias razones, pronto se convirtió el juicio más publicitado de Francia.

Desseigne, de modales impecables en los ámbitos de la elite del glamour francés, se comportó en tribunales como absoluto cañalla. Quizás lo era en realidad, dejando de lado sus millones y la máscara de sí mismo con que se presentaba en sociedad. Sus abogados pusieron mil trabas a todo y se negó a realizarse el test de ADN que el tribunal le pidió, alegando que Dati no había precisado en su demanda el momento en el que se había quedado embarazada. Pobre defensa. Cuando, forzado por fotos y testimonios varios, reconoció haber mantenido una relación sentimental con Rachida, la calificó de “aventura”, y agregó que fue “una entre tantas” de la entonces ministra de Justicia. Y no tuvo empacho en establecer en ocho el número de esas relaciones simultáneas.

Nada de eso le valió para mucho, salvo demostrar quién era en realidad. Cinco años después de nacida, el Tribunal de Gran Instancia de Versalles determinó que Dominique Desseigne era el padre de Zohra, imponiéndole una pensión mensual de 2.500 euros.
Madre moderna orgullosa, Dati nunca tuvo intenciones de pasar a cuarteles de invierno. En una entrevista a Journal du Dimanche aseguró que era una “laburante” y no una “arribista” interesada y ambiciosa, como la ven muchos. “Trabajé duro -dijo-. Mi vida no es un cuento de hadas. Sigo al servicio de los franceses y tengo más ganas que nunca de continuar en la política”.

Últimamente se ha hablado de que aspira a ser alcaldesa de París, y en una entrevista a la revista Vanity Fair, después de declararse fanática de Lionel Messi, agregó que lo único por lo que dejaría la política sería para casarse con ‘La Pulga’, pues además de su talento en las canchas le encuentra atributos físicos para convencerla. “Messi no es guapo pero tiene una mirada interesante y es muy carismático. La única razón por la que abandonaría la política es si Leo Messi me pidiere matrimonio”, dijo.

Guarda ‘Pulga’ y, en particular, Antonella Roccuzzo, que ésta es una mujer que se las trae…