Por Sonia Lucía Zilberberg (*)
Continuando la temática expuesta en mi anterior trabajo, de junio del año pasado, creo que quizás es conveniente ampliar lo ya escrito con algunos conceptos que se refieren a las nuevas cuestiones que se puedan suscitar y que los mediadores debemos tener presente en el desarrollo de nuestra actividad profesional.
Cada vez son mayores los espacios donde los métodos alternativos de resolución de conflictos (Marc) tienen la oportunidad de constituir un elemento importante para la formación de otro paradigma dentro de las corrientes de pensamientos que modernizan también la ciencia.
No debemos olvidar que la tendencia es formar totalidades, abandonar el individualismo del uno y el otro para, a pesar de las diferencias, poder no ya sólo sumar las partes sino lograr el resultado de un poco más.
Estos conceptos que se van actualizando y ampliando con las nuevas cuestiones que se plantean en la sociedad -que es líquida (Baumman), que permanentemente genera cambios y amplía espacios donde estos métodos puedan servir a esa construcción general actualizada-, nos imponen la observación detallada de lo que ocurre dentro de la sociedad, para poder incorporar a la problemática las técnicas de los MARC.
Este integrativo con lo nuevo es a lo que debemos estar atentos. No debería, quizás, dejar de tener en cuenta en el ámbito empresarial la estrategia de valor compartido como herramienta para generar confianza y legitimidad de las instituciones, empresas, grupos humano de trabajo y grupos de estudio e intentar que la comunidad en general se vea beneficiada con estos elementos que la hacen sustentable.
Es el momento de buscar consolidar el contenido holístico de la mediación para resolver conflictos, respetando no sólo los derechos de cada actividad y también poniendo la mirada en la formación de generaciones futuras.
Esto se aplica también a los gobiernos; un nuevo entramado de la relación con los medios de comunicación y la solución de la problemática que se plantee en la comunidad para crear un valor conjunto entre todas las partes cuya suma sea lo que ya expresé: “un poco más que la numérica de las mismas”.
Pero en esto de la permanente actualización de la observación de los mediadores a los fenómenos sociales que se producen, tenemos que ampliar nuestro espectro personal y focalizar no sólo el problema y el conflicto en el grupo, comunidad, sino en lo que tenemos todos en común: la condición de seres humanos.
Las figuras nuevas de la digitalización generan también la posibilidad de nuevos conflictos dentro de ellas y es para mí la mayor preocupación, a la cual no podemos estar ajenos, porque nuestra profesión tiene que ver con todos los conflictos políticos, sociales, individuales, o la posibilidad de que se produzcan conflictos derivados de esta carrera de desarrollo de la digitalización y llego a un punto que merece la extrema atención: se trata de la utilización de big data, arma que puede llevar a la pérdida total de la privacidad de la persona .
La idealización de una sociedad previsible y mejor organizada a partir de big data, se opone con el miedo creciente a perder porciones cada vez más grandes de nuestra privacidad. Detener este avance no es una frase vacía: me ha tocado este tema en una mediación solicitada en la Defensoría de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Ni hablemos de las consecuencias en los estados y sus asuntos reservados como secretos de estado.
Privacidad
El debate entre privacidad y libertad de expresión es uno de los retos de la sociedad actual, ya que todo el mundo posee un teléfono con acceso a Internet y entrega sus datos a servicios digitales que no gozan de una imagen de confianza.
Concluyo: estemos atentos, cambiemos para generar el nuevo paradigma y cuidemos al hombre, como habitante de la sociedad planetaria, acompañemos el cambio, ampliemos las técnicas, capacitemos y seamos cada vez la suma de las partes más nuestro propio aporte.
(*) Abogada. Mediadora. Directora del Centro de Mediación Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes (NNA).