El bioderecho

Existe hoy día coincidencia en el fuerte entrelazamiento entre ética, medicina y derecho. En ese contexto de "entrelazamiento", primero en Estados Unidos y luego en la bioética europea se ha acentuado progresivamente el polo jurídico, no sólo en el ámbito de la discusión pública sino también en los espacios académicos. Se trata, siguiendo a Pedro Hooft en Bioética y jurisprudencia. Acta bioeth , de un fenómeno que guarda relación coherente con la "juridificación’ de la sociedad" y con una creciente incorporación de los esquemas del pensamiento jurídico al planteo y solución de los problemas bioéticos.

La bioética constituye un enfoque ético de todo lo relativo a la vida; pero además hay que tener en cuenta que este enfoque ético se proyecta sobre el derecho y ello debe ser tenido en cuenta. No hay ninguna disciplina jurídica, hoy día, que sea ajena a la proyección de la bioética en el derecho, se trate del derecho civil, del derecho penal, del derecho administrativo e incluso el derecho constitucional y el derecho internacional.

La proyección de la bioética en el derecho ha ido creando un conjunto de normas jurídicas, internas e internacionales, que toma los grandes temas de la bioética y los regula jurídicamente.

De allí que surja este nuevo ámbito jurídico, denominado bioderecho, basado en la bioética pero que no es ética sino derecho. Se halla en proceso de surgimiento, proyectándose tanto en el derecho interno como en el internacional; ya que la bioética, para responder a las exigencias actuales, debe ser complementada por el bioderecho, fundado en ella, para que la complete y haga exigible su respeto, al decir de Héctor Gros Espiell en su trabajo “Derecho Internacional, bioética, genética y bioderecho”.

La disciplina, por tanto, aborda todas las temáticas susceptibles de afectar los derechos de la persona humana en las ciencias de la vida en general, especialmente en el ámbito de la biotecnología y la biomedicina.

Al decir de Alicia Rendón López en El bioderecho como investigación interdisciplinaria: una respuesta jurídica , se trata desde una investigación interdisciplinaria, de dar una respuesta jurídica a la sociedad, consistente en establecer los principios y normas básicas necesarias para el permanente y continuo desarrollo científico y la protección de la persona humana, así como de los derechos fundamentales del hombre, entre los cuales se encuentran su dignidad y su libertad; en ese sentido, concebir un ordenamiento legal con una construcción ética, dialógica, participativa y solidaria entre la sociedad y el Estado democrático.

Se halla destinada, por tanto, a tratar la propia e importante regulación jurídica que tienen los temas bioéticos hoy, por lo que su proceso constante de expansión y profundización sigue el camino de lo intenso y acelerado del campo de crecimiento cubierto por la bioética.

Como “rama nueva” del panorama jurídico, “rompe” además, en cuanto a su alcance, con las clásicas líneas de división de las materias jurídicas. De tal forma, incluye en un único espacio de actuación tanto cuestiones de derecho público como materias del derecho privado, así como se ocupa de la regulación de la materia tanto desde el derecho interno como del Internacional, dejando de lado ese dualismo en la cuestión, cada vez más perteneciente al pasado.

En este punto, debemos destacar que el bioderecho internacional no sólo ha contribuido al reconocimiento de la existencia de un bioderecho interno sino, como nos dice Gros Espiell, “ha hecho un aporte esencial a la conceptualización actual de la Bioética, a su relación ineludible con la Dignidad y los Derechos Humanos, a su vinculación con la Ética de la Ciencia y de las tecnologías y comprensión de sus elementos sociales”, siendo asimismo una prueba más de la expansión temática del actual derecho internacional, que en un proceso no agotado ha ido cumpliendo un desarrollo ampliatorio constante, en el cual los aspectos jurídicos bioéticos se han cristalizado tanto en normas convencionales en diversos tratados como en su inclusión en el actual contenido del derecho de gentes.

Es que el bioderecho es uno, porque resulta única la compleja naturaleza humana, que se presenta, prima facie (engañosamente, podríamos agregar), desde su dimensión material o biológica, pero revelando a poco que se empieza a considerar ésta, que se halla regida por procesos, particularmente por “aminus” que trascienden -mucho- un mero funcionamiento orgánico, adentrándose en complejas dimensiones inmateriales de lo mental, lo psíquico y lo espiritual del ser humano.

Por ello, la partícula “bio” no debe hacernos incurrir en la confusión, ni respecto de la bioética ni del bioderecho, de acotarla sólo a procesos biológicos. Se la emplea en el sentido de vida, en su más cabal y complejo alcance, no susceptible -por tanto- de ser reducida a sus aspectos materiales y menos aún respecto de acotarla sólo a procesos meramente orgánicos.

Como expresa Hooft, los vínculos entre bioética y derecho llevan a que deba conceptualizarse el bioderecho como un "derecho en acción", es decir, de un derecho vivo en la sociedad y atento a las importantes transformaciones que afectan la sociedad contemporánea, a fin de procurar brindar una respuesta jurídica con una "visión integradora", incluso desde nuevas formas de juridicidad, que permitan la plena vigencia de los derechos esenciales del hombre frente a los nuevos casos que presentan los avances de la ciencia.