Desembolso de cuantiosas sumas de dinero, propagandas partidistas, discursos políticos son algunos de los recursos a los que apelan los candidatos en las extensas y desgastantes campañas electorales a fin de lograr captar votos del electorado. El marketing político, en los tiempos modernos, ha pasado a ser el eje central.
Por detrás del candidato encontramos a personas especializadas en el rubro, que organizan cuidadosamente toda aparición pública de la figura política y las técnicas de propaganda utilizadas en el procedimiento de campaña.
La utilización de música en la política tiene objetivos centrales, su efecto psicológico sobre el oyente está lejos de ser cuestionado. El poder persuasivo que la música despierta es lo que ha determinado su influencia notable en las campañas políticas, a fin de causar reacciones emocionales en los electores.
Pero este uso no siempre respeta la voluntad del artista compositor de la música, en franca violación a los derechos de autor. Más aún, la utilización de obras musicales en campañas electorales puede generar una supuesta asociación del artista con el candidato, o reflejar una afinidad partidista que puede no existir en la realidad.
La semana pasada, el cantante Steven Tyler, vocalista de la banda Aerosmith, intimó al precandidato republicano Donald Trump al cese del uso no autorizado que su campaña “Trump for President” está realizado del tema Dream On.
Los abogados han manifestado que no se trata de una cuestión política o personal sino comercial y de derecho de autor. Vale la pena recordar que el excéntrico precandidato ya había tenido inconvenientes con la utilización del tema It’s the end of the world as we know it, de la banda R.E.M.
Según trascendió, Trump habría expresado, en respuesta a la intimación recibida, que había comprado los derechos sobre la obra musical para utilizarla en asambleas públicas, pero que de cualquier modo cesaría en su uso en el futuro.
Es común la utilización de obras musicales en campañas electorales, la cual lleva a posteriores reclamos de sus creadores no sólo por el uso indebido sin autorización sino también porque muchas veces, en un afán de los jefes de prensa y/o marketing, de ser creativos, mutilan la letra original de las obras para adicionarle términos referentes al candidato o partido.
Un ejemplo de lo antedicho ocurrió en nuestro país en los meses anteriores a las elecciones provinciales y municipales de junio del presente año, cuando el para entonces candidato a la intendencia de la ciudad de Las Heras -Mendoza-, Carlos Ciurca, utilizó en su spot publicitario una versión sensiblemente modificada del tema Mensajes del Agua del artista español Macaco. Éste, al enterarse de lo ocurrido, inició un pronto reclamo a la agencia respectiva, intimando al cese de uso de la canción ya que ni él ni su discográfica -Warner- habían autorizado su uso.
El entorno del político divulgó la resolución amistosa del conflicto, mediante la culminación del procedimiento de autorización de la canción por intermedio de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic) con el respectivo pago en concepto de derecho de autor.
Este tipo de disputas por derechos de autor podemos encontrarlas en muchos ámbitos; pero en la política suele ser recurrente, en la búsqueda de votos de los electores: se hacen uso de obras musicales sin ningún tipo de acuerdo o licencia por parte de sus titulares. En nuestro país esto se resuelve mediante el pedido de autorización a Sadaic, aunque muchas veces las agencias de campaña, ahogadas por los tiempos electorales, deciden publicar los spot de forma anterior o simultanea a la petición a Sadaic.