Entre el 26 y el 28 de junio ppdos. se llevó a cabo en Catamarca el IX Foro Regional y VIII Argentino de Mediación. Lo primero que nos impactó al ingresar al Foro fue el lema: “La paz nace en un corazón nuevo”, una frase que nos hizo repensar el objetivo con el que nació la mediación y que nunca debe perderse de vista: la pacificación social. Entonces nos predispusimos a escuchar, compartir y aprehender un poco más sobre las posibilidades de este método de resolución de conflictos, enfocado específicamente en ese fin. Por Sandra Zobele y Gabriela Magris *
Los disertantes se concentraron en reflexionar sobre estrategias, objetivos, modalidades y acciones que pueden ser aplicados en diferentes ámbitos de mediación, más precisamente en escenarios sociales violentos tales como la escuela o la comunidad.
Así, a partir de las preguntas ¿qué sociedad teníamos? y ¿qué sociedad queremos?, el Dr. Hugo Olmos afirmó que hoy la violencia forma parte de nuestra vida cotidiana, que se ha naturalizado; sostiene que vemos la violencia como mecanismo de reclamo, es decir que nuestra vida está atravesada por distintos tipos de violencia: directa, cultural, estructural. En mediación, entonces, debe trabajarse teniendo en cuenta la incidencia especial que la violencia ha causado en las personas; será la única manera de lograr cambios transformadores del ser.
El Dr. Alejandro Nató en su conferencia, la que tituló “Gestión constructiva del conflicto en escenarios sociales violentos”, diagnosticó que la desigualdad y diferencias producen “barreras urbanas” e “invisibilización del otro”, lo que implica que los grupos sociales se distancien y no se reconozcan. Sin embargo expresó- la paz es un objetivo realizable si tenemos en cuenta en los procesos de intervención cómo debe preguntarse para reconocer intereses, valores y necesidades, así como una manera de comunicación en positivo, que dependa del mediador, que sea sensoriable. Y la utilización de un NO de advertencia, educativo, que permita pensar en las consecuencias y que no signifique una amenaza o castigo. Todo esto puede lograrse –siguió diciendo- con el respeto como la llave para entrar en el corazón del otro.
Por su parte, la Prof. Cecilia Ramos Mejía habló de la percepción del pensamiento. “…Para poder gestionar nuestras emociones debemos primero poder reconocer lo que sentimos, y desde allí trabajar con lo que nos produce el otro, la situación, y saber que siempre es desde mi perspectiva, mis valores y mi sistema cognitivo…”. Desarrolló la existencia de siete principios de educación para la paz: confianza y colaboración, escucha, lenguaje amable, valoración positiva, aceptación de las diferencias, expresión adecuada de las emociones y resolución pacífica de conflictos. Otro de los conceptos importantes que trató se asienta en la física cuántica y la necesidad de tener en cuenta la neuroplasticidad, para producir nuevas redes neuronales a fin de lograr el cambio de conducta. Recuperar el concepto de Ubuntu (mi humanidad está atrapada en tu humanidad, yo soy porque nosotros somos). Es necesario un cambio social, un cambio de la mente, dejar de proyectar en el otro las razones de nuestro mal. En igual sentido y apoyada en el Método Diálogico como estrategia para abordar los conflictos, la Cra. Débora Fortuna insistió en la importancia de que los mediadores sepan distinguir el tipo de narrativa con el que las partes llegan al proceso y planteen estratagemas para lograr modificar esa narrativa hacia una superadora.
Finalmente, un tema que llevó una interesante polémica fue el planteado por la Lic. Florencia Brandoni: “El dinero en la mediación familiar”. Comenzó con los siguientes interrogantes: ¿Qué se reclama en un conflicto sobre alimentos? ¿Cómo circula el dinero en la familia? ¿Cómo se enlaza con el poder, cómo son y han sido los roles de cada uno de los miembros en la constelación familiar y qué creencias y expectativas se articulan en relación con el dinero y con las responsabilidades? Expresó que “la cuestión del dinero tiene un algo más que es propio de la singularidad de cada sujeto y en relación con las respuestas que demos a aquellas preguntas. Así, cuando no están en juego la satisfacción de las necesidades básicas, es fácil ver el valor simbólico del dinero (no ya sólo su valor de intercambio); detrás del manejo del dinero se encuentra la búsqueda y el ejercicio del poder”. Otro tema a tener en cuenta por los mediadores debe ser el concepto de sexuación del dinero si seguimos a Clara Coria, quien entiende que el dinero está adscripto a la identidad de género masculino, y muy arraigado e internalizado por mujeres y varones durante el proceso de construcción de su subjetividad. Como proceso psicosocial inconsciente, opera con la misma fuerza del inconsciente y teniendo consecuencias en cada género. Para los hombres, la imposibilidad de acceder al dinero mancilla su virilidad y repercute en todas las aéreas de su vida. Para las mujeres, igual creencia en la masculinidad del dinero condiciona el temor a perder femineidad si acceden a producir, administrar y decidir sobre el dinero, creencia que obstaculiza un eficiente manejo de él.
Como corolario, nos parece oportuno volver al inicio y proponernos repensar el concepto de mediación y sus implicancias en una sociedad que necesita recuperar sus valores y trabajar solidariamente por una cultura de paz.
* Mediadoras