Oscar Zas, presidente de la Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo (ALJT).
Oscar Zas es un reconocido jurista de larga trayectoria en el país. Actualmente, se desempeña como juez en la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo de Capital Federal y desde el año pasado preside la Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo.
De visita en nuestra ciudad con motivo de las Jornadas Internacionales de Derecho del Trabajo, Zas dialogó en exclusiva con Comercio y Justicia y trazó un panorama de la situación y habló sobre el lugar que tiene hoy la justicia laboral en nuestro país.
– ¿Qué lugar considera que ocupa el fuero en nuestro país?
-Tanto en Argentina cuanto en América Latina en general ha adoptado un papel muy importante en los últimos años. No sólo es la encargada -la justicia laboral- de resolver los conflictos judiciales derivados de las relaciones de trabajo en su aspecto individual, es decir, los pleitos que se entablan entre trabajadores y sus empleadores, sino que además es la responsable de resolver todas las cuestiones colectivas vinculadas con las asociaciones sindicales y el derecho de huelga, etcétera.
– Desde hace algunos años a esta parte comenzaron a crecer de manera exponencial los litigios laborales. ¿Se ha mantenido esta tendencia?
– Yo lo que más conozco es sobre la situación de la justicia del trabajo de la Capital Federal, que está conformada por 80 juzgados y 10 salas de la Cámara de Apelaciones. Lo que se advierte es un incremento de la litigiosidad, fenómeno que está relacionado con la creación de puestos de trabajo y en el último tiempo ha disminuído mucho la desocupación, hay mayor cantidad de trabajadores ocupados, por lo tanto, hay más reclamos. La otra razón de la creciente litigiosidad tiene que ver con el cambio jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de algunos tribunales respecto de los criterios imperantes en la década del ‘90. Aquella fue una época de flexibilización laboral, con menor alcance de protección de los derechos del trabajador, una visión que pensaba más en la preservación de las empresas que en los derechos de los trabajadores. Todos esos cambios generan una mayor conciencia de los derechos y por ende hay más reclamos.
-¿Esta litigiosidad ha sobrecargado de trabajo a los tribunales?
– Hay mucho trabajo, pero sobre todo se debe a que los tribunales no están integrados, hay muchas vacantes por cubrir. Nosotros estuvimos tres años, en los cuales sobre un total de 30 camaristas solamente había17 trabajando. Hoy esa situación está parcialmente resuelta, hay 6 vacantes pero, por ejemplo, en primera instancia sobre un total de 80 juzgados hay 30 vacantes.
– ¿Qué tipo de pleitos están llegando hoy a los tribunales del trabajo?
– Han aumentado los litigios vinculados con los despidos discriminatorios. Es decir, despidos porque se discrimina al trabajador, ya sea por enfermedad, orientación sexual y también por ejercicio de la libertad sindical, estos litigios se multiplicaron tras un cambio jurisprudencial que la Corte zanjó el año pasado con un fallo Alvarez-Cencosud que admite la posibilidad de que se declaren la nulidad de esos despidos.
También tuvimos un incremento de causas con relación a acoso laboral, a la violencia en el trabajo y a los de accidentes en el trabajo, éstos siempre se mantienen.
– Considera que debiera modificarse la Ley de Riesgos del Trabajo?¿Ello contribuiría a reducir los pleitos en los tribunales laborales?
– Creo que la ley debería modificarse porque distintos artículos fueron declarados inconstitucionales por la Corte Suprema. Es una ley paradójica, porque está vigente, aunque la mayor parte de sus normas han sido declaradas inconstitucionales por violar distintos derechos que amparan al trabajador, tanto de la Constitución cuanto de Tratados internacionales. Debería sancionarse una nueva ley que recoja los criterios que marcó la Corte Suprema.
– La Corte ya tachó de inconstitucional muchos artículos desde el 2004 a esta parte. ¿Qué falta para que se sancione una ley?
– Falta el acuerdo político y sobretodo llegar a un consenso entre los sindicatos y las cármaras empresariales.
-¿Y estamos lejos de eso hoy?
– Y, está muy difícil. Se intentó varias veces pero no se logró consenso.