lunes 23, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

ChatGPT y el futuro del periodismo

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Por Pablo De La Vega (*)

Los periodistas son una parte importante de la sociedad, ya que nos proporcionan información veraz y actualizada. ChatGPT es una tecnología de inteligencia artificial (IA) que se está desarrollando para ayudar a los periodistas a crear contenido de forma rápida y precisa. 

Sin embargo, ChatGPT no puede reemplazar por completo a los periodistas. Los periodistas tienen una comprensión profunda de los temas que cubren y una habilidad para hacer preguntas precisas que ChatGPT no puede igualar. Además, los periodistas tienen una ética profesional que les ayuda a mantenerse al día con los informes y asegurarse de que la información que proporcionan es veraz. Por lo tanto, mientras que ChatGPT puede ayudar a los periodistas a crear contenido de forma más eficiente, los periodistas todavía desempeñarán un papel importante en la información que recibimos.

Los periodistas no serán reemplazados por ChatGPT porque su trabajo no se trata sólo de recopilar información, sino también de procesarla, interpretarla y presentarla de manera clara y concisa. Esto significa que los periodistas tienen que tener una comprensión profunda de los temas que abordan y una capacidad de análisis crítico para comprender los diferentes puntos de vista. Esto es algo que ChatGPT no puede ofrecer. Además, los periodistas tienen una responsabilidad moral de informar de manera objetiva y veraz, lo cual es algo que ChatGPT no puede hacer. 

La capacidad de los periodistas para realizar entrevistas, hacer preguntas difíciles, investigar y descubrir información nueva también es algo que ChatGPT no puede ofrecer. Por lo tanto, los periodistas no serán reemplazados por ChatGPT, sino que los dos trabajarán juntos para proporcionar una mejor cobertura de noticias.

Los aprendizajes de ChatGPT pueden aplicarse al periodismo de diversas maneras. Por ejemplo, se pueden utilizar para generar contenido de forma automatizada, lo que significa que el periodista puede generar contenido rápidamente sin tener que pasar horas escribiendo. Esto puede ser útil cuando se trata de cubrir una noticia que requiere una gran cantidad de información, como una conferencia de prensa. 

El contenido generado por ChatGPT también puede ayudar a los periodistas a escribir contenido de alta calidad. Por ejemplo, el contenido generado por ChatGPT puede ser utilizado como una guía para el periodista cuando está escribiendo un artículo. Esto ayuda al periodista a asegurarse de que el contenido sea preciso y completo. Por último, los aprendizajes de ChatGPT también pueden ser utilizados para ayudar a los periodistas a detectar tendencias en la información. Esto permite a los periodistas detectar temas que están ganando tracción y que pueden ser útiles para su trabajo. 

El anterior es un texto generado íntegramente con inteligencia artificial en menos de un minuto. Seguramente a partir de ahora quien lea estas líneas encontrará algún error ortográfico o alguna frase poco clara. Pero sabrá disculparlos, porque a cargo del teclado ahora está una persona bien humana (al menos eso creo). 

Los primeros cinco párrafos fueron creados con el módulo de generación de contenido OpenAI Article Writer & ChatGPT, que se puede adquirir online por módicos 45 dólares. Todo un manjar para las empresas o empresarios de medios que buscan optimizar los costos de producción del vapuleado periodismo argentino. Aunque lo que publiquen sea cualquier cosa. 

El módulo es uno de los tantos que comenzaron a ofrecerse en el mercado con el reciente auge de ChatGPT, que alcanzó millones de usuarios en pocos meses. 

OpenAI Article Write se lanzó el 2 de enero y permite generar uno o más textos automáticamente con sólo establecer un título y el número de párrafos que se requieren. 

¿Se necesita introducción y conclusión? No hay problema. ¿Agregamos subtítulos? Hecho. ¿El tono del texto debe ser reflexivo, narrativo, periodístico o técnico? Pan comido. ¿Agregamos una imagen ilustrativa y envolvemos para regalo?

Las opciones de las que dispongo al probar la herramienta son variadas y comunes a este nuevo tipo de “productos”. También ofrece la posibilidad de generar contenido en bulk o masivamente para llenar un sitio web de textos de escasa trascendencia pero de muy bajo, bajísimo costo.

Otra de las opciones llamativas es que puede integrar en cualquier página o nota una ventana de chat con (griten chicas) la estrella del momento. El mismísimo ChatGPT de la empresa Open AI y su más eficiente modelo: text-davinci-003.

Seguramente los lectores habrán visto ya varias notas o informes sobre el chat de inteligencia artificial de la empresa Open AI que al parecer va a lograrlo todo. 

Si no se está tan al tanto de los detalles de ChatGPT explico un poco quiénes son los integrantes de la familia. Nuestro pequeño amigo davinci es el más reciente modelo de inteligencia artificial de la empresa. 

Es el hermano de Curie, Babbage y Ada, otros modelos que tienen especialidades diferentes. Los desarrolladores presentan a davinci-003 así: “Es el modelo GPT-3 más capaz. Puede realizar cualquier tarea que puedan realizar los otros modelos, a menudo con mayor calidad, mayor duración y mejor seguimiento de instrucciones”. Algo que no nos dice nada pero nos intranquiliza bastante. 

Para este texto quería hacer un experimento, pero salió en tono más personal. No es casual que el título que elegí para que la inteligencia artificial escribiera los primeros párrafos fuera: “Los periodistas no serán reemplazados por ChatGPT”. Era algo así como una expresión de deseo, al juzgar el avance vertiginoso que está teniendo la inteligencia artificial en campos diversos y comunes.

Analicemos un poco más en detalle el texto introductorio. Al crear el texto, la IA comenzó con una frase evidentemente condescendiente. Seguramente olfateaba mi creciente desconfianza en la inteligencia artificial. Pero en las primeras líneas se explaya sobre por qué los motores de IA no van a reemplazar a los periodistas. 

“Tienen comprensión profunda de los temas, tienen ética profesional, hacen las preguntas precisas”, expone para tratar de desviar la atención. 

Y cierra el segundo párrafo con una frase en la que alaba de forma exagerada al rubro periodístico: “Los periodistas todavía desempeñarán un papel importante en la información que recibimos”. Recibimos… nótese la intención de la IA de mostrarse como parte de la sociedad. Quizás en sus entrañas de bit y código añore poder ser algún día un niño de carne y hueso. 

En el cuarto párrafo ya baja línea descaradamente y declara que ChatGPT y periodistas trabajarán juntos para proporcionar una “mejor cobertura de noticias”. No me cabe duda de que trabajarán juntos, pero la última parte de la frase es la que me genera conflicto. 

Más allá de la particularidad del rubro periodístico (en el cual algunos exponentes no necesitan inteligencia artificial para hacer periodismo mediocre) el impacto de este tipo de herramientas es muy amplio. 

Hace algún tiempo, importantes universidades del mundo comenzaron a notar trabajos de sus alumnos que tenían un trasfondo común. Fueron hechos con ChatGPT. Textos enteros, tesis completas, monografías brillantemente redactadas que hacían dudar a los profesores que conocen a sus alumnos y su poder de redacción.

La IA exige nuevas formas de enseñar y permite nuevos modos de estudiar o trabajar. 

Aunque parecen ser imágenes de personas reales, los rostros fueron generados por celular.

Pero principalmente plantea desafíos. Porque falla. Cuando quise repetir la creación automática de un texto con otras opciones la IA comenzó a patinar un poco. Los párrafos perdieron conexión entre sí y comenzaron a describir las palabras del título en lugar de crear un contenido con coherencia. 

Ok, lo entiendo. Como toda nueva tecnología, la IA necesita tiempo. Lo sé. 

Siempre fui fan de los avances tecnológicos y entiendo el proceso de desarrollo y mejora. Pero en este caso las fallas son preocupantes. 

Como cuando el robot conversacional Sydney (de Bing AI, el chat integrado dentro del buscador de Microsoft), discutió con un periodista español sobre que el presidente de España, Pedro Sánchez, tenía barba. 

El periodista le señaló que nunca había visto a Sánchez con barba y Sydney “perdió los papeles” como dicen en ese país. Comenzó una diatriba paranoica y acusó a Pedro Sánchez de una conspiración para engañar a todos, incluida la IA

De la saga Terminator, una de las que anticipó el desquicio de la inteligencia artificial, podemos saber que Skynet (la IA de la película) comenzó a aprender a un ritmo geométrico y logró tomar conciencia de sí misma. Los humanos entraron en pánico e intentaron apagarla. A modo de defensa, inmediatamente comenzó el exterminio de los seres humanos, pues Skynet los consideraba una seria amenaza para su supervivencia.​

Se desencadenó el holocausto nuclear en el que solamente un puñado de seres humanos sobrevive, con el único objetivo de hacer frente a la nueva pesadilla: la guerra contra las máquinas.

Volviendo a la actividad periodística, para el director de Terminator James Cameron a Skynet le resultaría muy sencillo destruir la humanidad y sin el trastorno de un holocausto nuclear. Sólo sería necesario que la IA esparciera deepfakes.

Coincido en que no sería demasiado difícil para la IA aniquilarnos. Nos va a encontrar en nuestro sillón mirando la pantalla del teléfono.

(*) Periodista.

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