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A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la mujer

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María Gabriela Gorini (*)
Liliana Ortiz (**)

Como mediadores/as, nos atraviesan las siguientes preguntas: ¿cómo se vinculan las cuestiones de género con los conflictos?; ¿qué impacto tienen las cuestiones de género en la gestión de los conflictos?; ¿qué relación existe entre los conceptos género/poder/desigualdad y la forma de gestionar/resolver los conflictos?; ¿qué repercusión tiene la construcción de identidades de género en las personas que transitan un proceso de mediación?; ¿cómo juegan los roles y estereotipos de género en la expresión de los intereses y necesidades de las personas en la mediación de las familias?

La igualdad de género nos permite avanzar como sociedad hacia otros objetivos de desarrollo, tales como la seguridad alimentaria, el cambio climático, los conflictos y la fragilidad. Todos/as merecemos un trato igualitario y sin estigmas ni estereotipos, ni violencias. Cada mujer en esta sociedad ha luchado desde su lugar para que dicha igualdad se haga posible.

Repasar principios básicos del proceso de mediación -como el de la neutralidad, que implica trabajar sin valoraciones personales sobre las opiniones o acuerdos tácitos o explícitos de las personas mediadas; y el de la imparcialidad, sin establecer relaciones de preferencia o favoritismo con alguna de las partes- nos hace pensar como mujeres mediadoras en la mediación de las familias, en las cuales los desequilibrios de poder que pueden generarse dentro de una pareja deben ser un factor relevante a tener en cuenta en esa mesa de mediación. Entonces, intervenimos trabajando en esa danza de emociones, rompiendo paradigmas patriarcales de poder.

Por ello, el diálogo, las preguntas deben usarse con terminologías y pronombres inclusivos para designar conceptos neutrales que abarquen a hombres y mujeres partes. Esta realidad nos debe interpelar como mediadores. Así, vamos avanzando hacia conflictos que existían y estaban soslayados; conflictos detonados por la acción antrópica que atenta contra nuestros bienes naturales y nuestros bienes comunales, a los conflictos ambientales. Es por ello que proponemos como mediadores, ya no sólo ponernos los anteojos de género sino también con la perspectiva de desarrollo sustentable.

Género y ambiente son temáticas que no pueden eludirse como base sólida hacia la paz social y comunitaria, haciendo un salto cuántico desde nuestras intervenciones a la responsabilidad social compartida, en el afuera de ese proceso hacia la sociedad.

Género y ambiente van de la mano. Pensar que el mundo es sólo de los humanos es una visión centrada en paradigmas que han sido superados en este siglo.

Aquí decimos y recordamos el camino transitado. Es un logro para celebrar en este día haber abrazado la mediación como mujeres sin temor al qué dirán cuando esta historia comenzaba en el año 2000 con la ley 8858, desaprendiendo caminos de la profesión de origen para aprender a negociar, a conseguir que la tolerancia sea la bandera de los procesos de mediación, danzando sobre las emociones de las partes.

También distinguimos a esas mujeres que acuden a las asesorías a pedir una mediación; que luchan, que salen de su zona de confort, que buscan la identidad de sus hijos en algunos casos, en otros una comunicación con su progenitor. Heroínas anónimas que ingresan a tribunales y luego al Centro Judicial de Mediación y no saben bien por qué están allí; ni lo que se van a encontrar; sólo las mueve la esperanza de resolver su conflicto, que sus hijos tengan una paternación responsable, que las desbloqueen del celular para poder mantener una comunicación fluida con el padre de los niños. Ellas, que muchas veces llegan con el corazón partido, mujeres que ejercen sus derechos por el bienestar de sus hijos y se van, muchas veces, con su situación resuelta o, al menos, abordada. Abuelas que buscan un régimen comunicacional con sus nietos; desencuentros que se hacen encuentros en la mesa de mediación.

Por otro lado, celebramos a las abogadas, quienes vienen a mediación sea familiar o civil; “mujerones”, diría la jurista Alejandra Mora, secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de los Estados Americanos.

Hemos llegado a tener casos de profesionales que se han dado el alta voluntaria en las clínicas para asistir a las audiencias y no abandonar a sus clientes; abogadas embarazadas en estado avanzando acomodándose en la silla como podían y haciendo derecho; mujeres abogadas que entrelazan sus sentimientos en la defensa de sus clientes.

A todas y a cada una de las mujeres -justiciables, abogadas, mediadoras- les expresamos: sigamos luchando, nunca decaigamos en nuestras causas. Así contribuimos a la construcción de la paz social. ¡Adelante mujeres!

(*) Abogada. Mediadora. Coordinadora General de Mediación, Colegio de Abogados de Córdoba

(**) Abogada. Mediadora. Directora de la Sala de Mediación del Colegio de Abogados de Córdoba

Comentarios 1

  1. Susana novas says:

    El mismo comentario de que nos sigan acompañando lo replicó a los hombres abogados y mediadores que nos acompañaron en igualdad de condiciones .

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