La apuesta de Renault conlleva también una apreciación empresaria sobre la evolución cambiaria en Argentina. Esta interpretación apunta a que la tendencia de la moneda norteamericana en el país será a la suba, o por lo menos a mantener su valor, pero en ningún caso a perder precio como ocurre en otros países por la crisis en Estados Unidos. En ese contexto, la competitividad de Argentina en el terreno industrial se mantendrá, con lo cual a las empresas les resultará más conveniente la fabricación local de componentes.
La apreciación está en sintonía con la postura del Gobierno nacional, con el cual las automotrices, con un matiz disidente de Fiat, mantienen en general buenas relaciones. La propia Presidenta ha hecho público un llamado “a sustituir importaciones”, algo que justamente en un período preelectoral fue considerado un intento por bajar la presión compradora sobre el dólar.
Renault integrará localmente un inicial 48% de los componentes y generará el desarrollo de 460 nuevas autopartes fabricadas en el país. El volumen de compras de autopartes locales por año ascenderá a $ 470 millones. Por ahora, la marca ya anunció 5 nuevos proveedores.