La misión del FMI llegó al país para colaborar en la confección del nuevo índice de precios minoristas y conoció los primeros datos que inciden en la baja credibilidad del IPC del Indec.
El primero de ellos es la falta de unificación de los relevamientos internos, en los que provincias o capitales, como San Luis, Posadas, Tierra del Fuego, Santa Fe y Misiones calculan la suba de precios a partir de encuestas de consumo y gastos de los hogares. Lo mismo hacen municipios como Santa Rosa, Paraná, Chubut y Río Negro.
Para el sector privado, la inflación de este año cerraría en torno a 24%.
El ministro de economía, Amado Boudou, había anunciado hacia fines de noviembre la asistencia del FMI en la creación de un índice de precios minoristas con el fin de modernizar el sistema vigente. La falta de certeza también afectaba al propio Gobierno, debido a la carencia de un marco fiable para las negociaciones salariales.
El nuevo índice será nacional y único y se propone con él terminar con la actual incertidumbre que genera sobreestimación de expectativas de inflación. Por ahora, sólo el tipo de cambio fue la única ancla nominal para evitar una espiral inflacionaria.
Hoy, las expectativas de inflación son levemente crecientes y se ubican en torno a 30%. Los precios minoristas muestran esta tendencia positiva en los informes elaborados por la consultora, con una proyección de 23,9% para el próximo diciembre.
La elaboración del índice demandará alrededor de un año y el programa monetario probablemente será más flexible. Para el próximo año las expectativas se mantienen en los dos dígitos, con un alza de precios esperada del 22,1%. Para los analistas, los actuales niveles de inflación y crecimiento no son congruentes.