ESCUCHAREl año pasado, en promedio, cerraron seis farmacias por mes en Córdoba. Caen las ventas mientras suben los costos. En la crisis, sólo se mantiene estable la comercialización de ansiolíticos, medicamentos contra el insomnio y para la hipertensión. Todos los otros rubros muestran retroceso
Por Javier De Pascuale – [email protected]
La crisis económica no da tregua en las farmacias, que sufren por segundo año consecutivo un incremento de precios de los laboratorios, que supera con creces el ya elevado índice inflacionario general. Efectivamente, la “inflación” en medicamentos ya supera en 30 puntos el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el dato provocó un derrumbe en las ventas que llega al 13% en cantidad de unidades vendidas.
Esto es en Córdoba, y según datos concretos del Colegio de Farmacéuticos local sólo tres grupos terapéuticos de medicamentos pudieron eludir la caída de ventas. “Todo el resto muestra merma en la cantidad de unidades despachadas en los mostradores de las farmacias”, precisó a Comercio y Justicia Georgina Giraldi, vicepresidenta de la entidad profesional.
Las farmacias están golpeadas por la situación que que es común para el comercio en general -ventas que desaparecen, alza de salarios, aumentos de los alquileres, altísima presión fiscal- pero a diferencia de otros sectores, el farmacéutico trabaja en un contexto de precios altamente regulados. Principalmente por la histórica lucha entre los fijadores de precio, los laboratorios, y el agente de la redistribución, el Estado.
Un Estado que desde diciembre de 2015 se retiró del control de precios, dejando al comercio inerme frente a listas de precios que llegan con alzas sistemáticamente mayores a los índices inflacionarios, agravados en las últimas semanas por el alza del dólar.
“Durante 2018 los remedios aumentaron 20% más que el IPC y eso se reflejó en una caída de ventas de 5 puntos. Bueno, durante este 2019 ya vamos con un aumento general de 55% en los precios de medicamentos, es decir 30% más que la inflación. De este modo, las ventas según el grupo terapéutico de remedios que se trate, las ventas cayeron hasta 13%”, precisó Giraldi.
Las consecuencias se ven en el mostrador. “La gente compra tiras sueltas, comprimidos por unidad, elige qué tratamientos seguir y cuáles discontinuar, lo cual es muy riesgoso porque la persona decide por sí misma y sin consulta médica, sobre tratamientos de su salud”, relatan los farmacéuticos. Para Giraldi estamos ante una situación “alarmante”, porque se eligen suspender categorías enteras de medicamentos cuyo efecto sobre la salud o la calidad de vida se verán recién a los dos, tres o seis meses, como en el caso de los remedios contra la osteoporosis o el alto colesterol.
Preguntados los farmacéuticos sobre cuáles son las categorías de medicamentos cuyas ventas se mantienen, las respuestas incluyen anti-hipertensivos, medicamentos por la tiroides y del sistema nervioso central, principalmente ansiolíticos, antidepresivos, contra el insomnio. Es decir, las píldoras de la crisis, las que permiten a la gente sortear el mal momento que están pasando.
Entre los medicamentos cuya venta directamente colapsó, se encuentran los analgésicos, antiinflamatorios, remedios de venta libre en general (“la gente se ‘aguanta’ para no gastar”) y las vitaminas, grupo en el cual disminuyó gravemente la cantidad de unidades despachadas desde los mostradores de farmacias.
Otro fenómeno que observan los profesionales es el éxodo de afiliados de las prepagas, particularmente de las más caras o de los planes con mayor cobertura. “Se dan situaciones en el mostrador de sorpresa de las personas sobre los precios de los medicamentos sin descuento. Y aún con descuento de 40% comprar hoy cuatro remedios es pagar dos mil o tres mil pesos, lo cual es prohibitivo para muchas personas”, comentan los farmacéuticos.
Muchas farmacias se encuentran en situación crítica y hasta el año pasado cerraban en Córdoba seis de estos comercios por mes.
Al día de hoy, sin estadísticas actualizadas a mano, la situación probablemente se equilibró porque después de los disparos de precio de 2016 y la crisis consecuente de los años subsiguientes, los comercios con las cuentas más comprometidas ya abandonaron la actividad.
Además, la estacionalidad de ventas en el sector marca siempre que los meses de invierno son los de mayores ventas, tras lo cual la época actual del año es la del ajuste consecuente de presupuestos familiares en el rubro.
